Al Emigrao:
De mi mína yo marché,
Cuando conocimiento no tenía,
Atrás dejé paisajes marcianos,
Que en mi Tharsis yo veía.
Esos tónos, grises, rojos, y anaranjados,
Que en la tierra admiraría,
Los veía, en el Cielo,
Esas tardes, largas, interminables,
Cuando niño era todavía,
Cuando jugaba, con otros, cuando por esas tierras corría,
Jugando con otros niños, ¡Ay que algarabia!
Como me deslumbraba el sol, cuando la tarde caía,
Cuando en el cielo tharsileño,
Un espejo parecía,
Esa puesta de sol, que la mina, yo veía,
Horizonte, anaranjado, rojo, gris,
Cuando el sol se ponia,
Como la tierra de la mina,
Tierra que yo quería,
El destino me quitó de esa chiquillería,
¡ya no volví a jugar, ! se apagó el horizonte,
Se apagó mi alegría,
Me hice un emigrao, aunque yo no quería.
Pronto volveré a verte, cuenca mínera huelvana,
De donde yo salí un dia,
Con mi padre, con mi madre, y mi falta de alegría,
Esta se quedó enterrada, con la crisís de la minería,
Ella sale a acompañarme, como mis primos y tía,
Se produce el reecuentro,
Y vuelve mi alegria.
Volveré a ver el horizonte,
Como cuando yo allí yo vivía,
Recordaré, esas tardes de juego, infinitas, llenas de alegría,
El rojo, gris o naranja, enterraré esa pena mia,
Seré felíz de nuevo,
Esas tardes interminables, que con los chiquillos corría.
El huerto de mi tía Maria,
Su híguera, sus mácetas, y algún jazmín, que tenia,
Yo estaré de nuevo,
¡estaré en mi Andalucía!
Un Abrazo.
El Poeta.
De mi mína yo marché,
Cuando conocimiento no tenía,
Atrás dejé paisajes marcianos,
Que en mi Tharsis yo veía.
Esos tónos, grises, rojos, y anaranjados,
Que en la tierra admiraría,
Los veía, en el Cielo,
Esas tardes, largas, interminables,
Cuando niño era todavía,
Cuando jugaba, con otros, cuando por esas tierras corría,
Jugando con otros niños, ¡Ay que algarabia!
Como me deslumbraba el sol, cuando la tarde caía,
Cuando en el cielo tharsileño,
Un espejo parecía,
Esa puesta de sol, que la mina, yo veía,
Horizonte, anaranjado, rojo, gris,
Cuando el sol se ponia,
Como la tierra de la mina,
Tierra que yo quería,
El destino me quitó de esa chiquillería,
¡ya no volví a jugar, ! se apagó el horizonte,
Se apagó mi alegría,
Me hice un emigrao, aunque yo no quería.
Pronto volveré a verte, cuenca mínera huelvana,
De donde yo salí un dia,
Con mi padre, con mi madre, y mi falta de alegría,
Esta se quedó enterrada, con la crisís de la minería,
Ella sale a acompañarme, como mis primos y tía,
Se produce el reecuentro,
Y vuelve mi alegria.
Volveré a ver el horizonte,
Como cuando yo allí yo vivía,
Recordaré, esas tardes de juego, infinitas, llenas de alegría,
El rojo, gris o naranja, enterraré esa pena mia,
Seré felíz de nuevo,
Esas tardes interminables, que con los chiquillos corría.
El huerto de mi tía Maria,
Su híguera, sus mácetas, y algún jazmín, que tenia,
Yo estaré de nuevo,
¡estaré en mi Andalucía!
Un Abrazo.
El Poeta.