Encinares de mi infancia,
Alredor de mi ciudad,
Ese pueblo extremeño,
Que a mi padre vió marchar,
Hoy te miro de frente,
Mis ojos hídricos están,
Recordando, aquel hombre,
Recordando aquel zagal,
Que en su más tierna infacia,
él tuvo que emigrar,
Emigró su ménudo cuerpo,
Ese explendor dejó atrás,
Oliva de la Frontera,
Cuantas veces te escuche nombrar,
En boca de ese extremeño,
Que Alosno se fué a parar,
Del él yo nací, yo no le voy a olvidar,
Como no olvido, su pueblo,
Como no olvido su ciudád,
Ahí torre de la iglesia,
Que a él le vió baustizar,
¡Ay si la torre hablara!
¡Ay si me pudiera contestar!
Si vio salí a mi padre,
Si a él le vió llorar,
Yo si le recuerdo, con nóstalgia,
Por tenerse que marchar,
De esta tierra de conquistadores,
¡donde ya no volvería más!
Un beso Espe.
El Poeta.
Alredor de mi ciudad,
Ese pueblo extremeño,
Que a mi padre vió marchar,
Hoy te miro de frente,
Mis ojos hídricos están,
Recordando, aquel hombre,
Recordando aquel zagal,
Que en su más tierna infacia,
él tuvo que emigrar,
Emigró su ménudo cuerpo,
Ese explendor dejó atrás,
Oliva de la Frontera,
Cuantas veces te escuche nombrar,
En boca de ese extremeño,
Que Alosno se fué a parar,
Del él yo nací, yo no le voy a olvidar,
Como no olvido, su pueblo,
Como no olvido su ciudád,
Ahí torre de la iglesia,
Que a él le vió baustizar,
¡Ay si la torre hablara!
¡Ay si me pudiera contestar!
Si vio salí a mi padre,
Si a él le vió llorar,
Yo si le recuerdo, con nóstalgia,
Por tenerse que marchar,
De esta tierra de conquistadores,
¡donde ya no volvería más!
Un beso Espe.
El Poeta.