Hermoso púlpito en piedra desde donde se predicaba el evangelio antes de que los medios técnicos (micros y altavoces) vinieran a sustituir a la viva voz. El púlpito estaba más cerca que el altar de los feligreses; el cura podía dirigirse a los mismo de frente mirando a sus caras. En muchos lugares el púlpito ha desaparecido, ya no se considera útil. Quienes tuvieron el acierto de conservarlo, además de engrandecer si cabe más el lugar, nos viene a recordar un tiempo en que el evangelio se explicaba...