Sólo ver las
fotos me emociona, he pasado grandes momentos en ese
pueblo y aunque ahora voy muy poco, lo sigo considerando una parte de mi.
Hace dos
veranos que fui por última vez, y aún se me encogió el corazón al girar el cruce y ver el
campanario allí a lo lejos. Los atardeceres de
verano, el olor de sus
calles, los sonidos del croar de las ranas por la
noche, y ese
cielo nocturno desde el
canal, algo que en ciudad ni siquiera soñamos con ver.
En fin. Ha sido parte de mi infancia y de mi
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