Victor, ¡qué joyas que tienes! Gracias por poner estas fotos que hacen sumergirnos en nuestra tradiciones. ¡Me han encantado! Ya hablaremos cuando vaya por Orellana del proyecto de hacer el museo Patrimonio de Orellana, porque todo lo que hemos heredado, tiene que ser puesto en el celemín para que todos palpen nuestra historia a través de sus mil expresiones.
Saludos de tu vecino.
Demetrio
Milord informa.
“Crónica Orellanense”. G. b.
Antiguamente sería nuestro planeta un paraíso, perdido para los que no lo quisieran gozar, pero encontrado, para el que se entregara a sus delicias. Digo esto, porque antiguamente se decía “En Agosto frío en rostro” y quien dice en rostro, por exigencias del consonante, dice en otras partes del cuerpo, que con más precisión hacen necesario el frío. Pero el frío en rostro en Agosto, sería por lo menos antes de la revolución francesa, porque ahora nuestro rostro hecha chispas, y no digamos de las otras partes del cuerpo, que gotean como las grutas en donde se forman estalactitas. No obstante debe servir de consuelo a los que veranean en las poéticas márgenes del Guadiana, el que también en las playas y estaciones veraniegas que tienen fama de frescas, cotizando a buen precio el fresco y la fama, pasando días de pruebas tan rigurosos que a cada día se repiten casos de insolaciones y soponcios.
Aquí todavía no hemos llegado a tantos extremos, y aunque con trabajo, es posible la vida, sin insolaciones ni ahogos. Si el airecillo gallego que señalan las veletas corriera libre y espontáneo, o solamente diera alguno que otro paso, la vida en estas latitudes seria un manantial de delicias, de delicias incomparables por la comodidad y la economía. Pero el viento gallego que se nos sirve, solo cada dos o tres días se pone en movimiento como para refrescarnos la sangre, y el resto de la temporada, nos la pasamos agitando furiosamente los abanicos, que son los ventiladores que por aquí usamos mucho y son muy baratos. Desde nuestro pueblo. Víctor Sanz.
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