En las frias mañanas de Enero, los domingos, mi padre madrugaba para hacer las migas. Los leños chisporroteaban y crujian, a veces echaban espumarajos por lo extremos como quejandose del destino que les habia tocado vivir.
Encima del fuego, las estrebedes, con su tercera pata alargada de donde le salia hacia arriba un brazo para apoyar el rabo de la sarten y despues de fritos los ajos, comenzaba el machaqueo con la paleta a la otrora hogaza de
pan que habia pasado la
noche en reposo despues de haber
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