Sosegada y tranquila la última semana que hemos pasado; semana sosa en la que para registrarse algo interesante, había que inventárselo. El tiempo comprendiendo que se había excedido algo y que había ido quizás más allá de lo que se propuso en su deseo de hacernos probar sus rigores abrasadores (el sábado pasado hacía un calor insoportable de los que se fríen huevos en el asfalto, posi mire usted), pero arrepentido del exceso, ha dado unos...