EL NOVIAZGO Y VII (“La media”)
Otra costumbre curiosa referente al noviazgo era cuando un forastero se hacía novio de una moza del pueblo. Los mozos le dejaban que formalizara la relación y después le pedían LA MEDIA. Es decir que tenía que pagar, en la taberna que él eligiera, MEDIA arroba de vino que los mozos consumían con fruición. Si el novio forastero se ponía un poco “remagiego” (que no quería pagársela) irremediablemente “iba al Pilar” de cabeza (El Pilar era donde bebían las bestias en la fuente del agua basta) Eran pocos los que se negaban porque los mozos escogían estratégicamente el invierno para hacer tal solicitud y la verdad es que un remojón en esta estación del año no era plato de gusto, como lo sería, por ejemplo, en verano. A veces mediaban los guardias municipales entre el novio y los mozos y, después de arduas negociaciones, aquel claudicaba.
Después fue desvirtuándose y la media arroba de vino se convirtió en media arroba de “cubalibres” y si digo la verdad no sé si está vigente en la actualidad.
Esta costumbre, como otros tantas, también se tenía en Orellanita y el que suscribe, en el año 1967, un dìa antes de irse a “La Mili”, se la pagó religiosamente.
Era el tributo, del que nadie se libraba, por llevarse una moza del pueblo.
Otra costumbre curiosa referente al noviazgo era cuando un forastero se hacía novio de una moza del pueblo. Los mozos le dejaban que formalizara la relación y después le pedían LA MEDIA. Es decir que tenía que pagar, en la taberna que él eligiera, MEDIA arroba de vino que los mozos consumían con fruición. Si el novio forastero se ponía un poco “remagiego” (que no quería pagársela) irremediablemente “iba al Pilar” de cabeza (El Pilar era donde bebían las bestias en la fuente del agua basta) Eran pocos los que se negaban porque los mozos escogían estratégicamente el invierno para hacer tal solicitud y la verdad es que un remojón en esta estación del año no era plato de gusto, como lo sería, por ejemplo, en verano. A veces mediaban los guardias municipales entre el novio y los mozos y, después de arduas negociaciones, aquel claudicaba.
Después fue desvirtuándose y la media arroba de vino se convirtió en media arroba de “cubalibres” y si digo la verdad no sé si está vigente en la actualidad.
Esta costumbre, como otros tantas, también se tenía en Orellanita y el que suscribe, en el año 1967, un dìa antes de irse a “La Mili”, se la pagó religiosamente.
Era el tributo, del que nadie se libraba, por llevarse una moza del pueblo.