ORELLANA LA VIEJA: Con lo que vales y valen tus crónicas, esa narración...

Milord informa.
Crónica Orellanense.
¡Diantre buen susto que no hemos llevado!
Cuando ya contábamos como cosa segura que en lo que resta de otoño no habíamos de sentir los rigores del calor, se nos esta presentando unos días durante los cuales sufrimos toda la riqueza en calorías que pueden desarrollar estos de la primera quincena de Octubre. El pánico que esta produciendo esta situación es inmenso, pues muchos han creído que se inauguraba otra temporadita de 40 grados: esperemos a ver en que para esto. En los quince días que van transcurridos de este mes, se nos ha elevado la temperatura en términos de estar casi igualados a los niveles que alcanza el mes de Agosto. Los bañistas de nuestras playas han aprovechado estos días para continuar su tratamiento “hidroterápico”, tratamiento que no obstante la elevación de la temperatura, les ha hecho tiritar.
Sin este preámbulo, introito, prefacio, portal o portón, que de todas las maneras “se icirlo”; no podría dar principio por medio de esta crónica, a comenzar a contaros uno de mis últimos sueños, aunque con ello, como con lo que proceda de mi narración, de un portazo a la galantería de estilo literario de los que escriben en el foro. Pero señores, perdónenme; no reincidiré, y permitirme que mi antigua y ramplona pluma se codee, siquiera por esta vez con la vuestra bien entintada y que os envidio.
Tengo la mala o buena costumbre de soñar despierto: mis sueños a veces me hacen feliz, dicha efímera, como de sueño, pero dicha al fin. Fíjense ustedes y juzguen.
La noche misteriosa poblada de negrura comenzaba lentamente a desaparecer esclareciendo el cielo para dar paso a la hora heliaca, bella, tranquila y misteriosa hora que precede a la Aurora, los obscuros contornos de las torres del Palacio parecían centinelas que guardaran vigilantes el viejo y señorial edificio. Aquel amanecer que tan delicioso me imaginaba, y a pesar de que el astro solar bañaría la tierra en breves momentos dando luz y calor, se dejaba sentir un frío no muy gratificante. De vez en cuando me paraba a escuchar con deleite los imaginativos trinos armoniosos de miles y miles de madrugadores pajarillos que hubieran pasado por aquellos lares en el transcurso de los siglos y que mi imaginación veía volar entre inexistentes árboles de rama en rama; caminaba sin rumbo fijo, siendo así que al darme cuenta exacta de mi situación me encontraba en la Avenida del Pantano, pero aún no se había esparcido el agradable olor a churros recién hechos y que nuestros queridos ”churrerillos” pronto, comenzarían a elaborar.
Pudo ser primavera, no lo se. Una primavera de las que acaban de entrar; las florecillas y las amapolas, cubrirían los campos, iluminados por el sol que parecerían campos de sangre los cuales, a intervalos cubrirían la tierra. Cuando volví en mi... solo note y vi un punto oscuro que iba haciéndose perceptible por momento y que avanzaba desde lejos hacia mi: era Pina que se había retrasado, ¿todo esto me lo hizo ver mi imaginación fantástica? ¿o fue una bonita y bella realidad? Nunca lo sabré.
Mientras las aguas de nuestro embalse se difuminaban en el infinito de un horizonte azul transparente de zafiro, las cuales fueron cambiando ante mis ojos a la salida de un Sol anaranjado, rojo primero, un sencillo y delicado violeta después, impregnado del dulzor y tenuidad de una acuarela.
Para los neutrales del foro. Desde Orellana la Vieja. Vítor Sanz. 16-10-2009

Con lo que vales y valen tus crónicas, esa narración tan exquisitas semejante al mejor escritos de novelas, y que tengas que desperdiciar tinta y pluma para descalificar al cual quizás te admire también por está bella narración, colabora en este nuestro foro con estas exquisitas y preciosas crónicas y deja los malos pensamientos y a consecuencias de estos también malas y banas palabras.
Felicidades Víctor, por doblete, tanto por tu crónica como por tu santo oral, que a sabiendas es el día de hoy, feliz día 17 del 10 del 2009. Josnauta