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ORELLANA LA VIEJA: Antonio Ramírez, GRACIAS por tu PASEO. ¡Qué lástima...

Amiga M Carmen.
Preguntabas donde estuve el domingo, te cuento.
Bajo un calor no normal para las fechas donde estamos, en la sierra me encuentro, para ser más exacto en el caño.
Limpio sus alrededores de zarzas y malas hierbas, en el centro al lado de una de las barbacoas, tres grandes bolsas de basura arruinan el paisaje, dejándolo como una piltrafa, haciendo un mal efecto y mucho peor contraste ambiental, y digo yo ¿Por qué no se las han llevado a su casa?
La pilastra del depósito del agua preciosa, con sus grifos arrancados de raíz, para que no beba nadie, el pilón donde se lavaba y cogías el agua de sus caños, sin grifos, un pequeño rezumadero por una de sus grietas, hacen que en un dedo de agua se crie la famosa lapilla verde acompañada de gramas y malas hierbas, para acabar de adornar el pilón, tenemos unos latones de pinturas de la marca tita lux ya viejos de pasar tanto tiempo velándole.
Paseando cuesta arriba, los caminos con las piedras sueltas marcados por las ruedas de esas preciadas medio motos con nombre de canto de pato llamadas “cuak” no importando hacer ruedas en medio de olivar, se hacen estrechos los caminos, las charnecas se los comen con sus grandes ramas algunas están cortadas, porque si no, no habría quien pasara.
Lagrimas veo con caras descoloridas y viejos cuerpos, las olivas nuestras preciadas aceitunas, pequeñitas, sin haber desarrollado por falta de agua pocas veo con buena cara no hermosea el olivar.
No se oye ni un lamento ni un “quejio”, todo está en silencio ni los pajarillos cantan acompañando al cálido sol de la tarde,
Ya cayendo la tarde una familia de rabilargos hacen galas de sus feos cantos, a posados en el laurel de la huerta del caño, zorzales suben de la parte baja del olivar, para dormir en el matorral y en la espesura de la madre sierra.
Cayendo la tarde ya casi en el ocaso una gran rapaz “EL BUO” hace gala de su canto, en los más escalonados quebrantos de peñones y peñascos, con su balcón a la huerta dando un dulce recital apagando la tarde haciéndose de noche. Hasta aquí amiga, saludos para todos.

Antonio Ramírez, GRACIAS por tu PASEO. ¡Qué lástima de Caño ¡
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