ORELLANA LA VIEJA: El SORTEO se hacía en Villanueva, en un edificio, en...

LOS QUINTOS. I

“Yo no siento ir a Melilla
Ni pasar por el Estrecho.
Lo que siento es mi morena
que se queda de barbecho.”
“ Si te toca te jodes
que te tienes que ir
Y las buenas muchachas
para mí, para mí.”

Eran canciones de hombría, de juventud, de resignación y de sentido del humor. Las cantaban los mozos de Orellana en los dos días que tenían de protagonismo los que ya les tocaba, por la edad y que durante muchos años fue de 21 años, hacer el obligatorio Servicio Militar.
El primero de los días era el de EL MARQUEO. Los mozos habían cumplido los 20 y se tenía que comprobar si eran aptos para cumplir con tan “sagrado deber” como era servir a la Patria. Toda la noche anterior habían estado de “juerga” pero, llegada la hora del domingo señalado, todos estaban en el Ayuntamiento donde, el Médico del pueblo, les medía la altura, el perímetro torácico, se comprobaba la visión y si se tenían los pie planos o cualquier otro defecto físico. Se preguntaba además al mozo si se tenía “algo que alegar” que le impidiera ir a la “Mili” y éstos lo hacían. De allí todos salían contentos. El que estaba completamente sano pues por eso y el que tenía alguna invalidez porque no iba. Una vez fuera, continuaba la fiestas de bar en bar hasta…
El otro día grande era EL SORTEO. Había pasado un año del Marqueo y ya había que incorporarse a filas y ese domingo se sorteaban para saber en qué lugar pasarían, tres años, dos, dieciocho mese, quince… (depende de los años más próximos o alejados a la Guerra Civil) haciendo la “Mili”. El del SORTEO era un día grande. En casa se habían hecho los dulces típicos, a los mozos se les proporcionaba un poco más dinero que los domingos ordinarios, todos ellos se juntaban la noche del sábado y el vino, los licores y la comida abundaban. De vez en cuando hacían alguna brutalidad que se les perdonaba “…porque son cosas de los QUINTOS “. Es decir que aquella noche todo el pueblo les concedía como una “bula” tácita para hacer lo que quisieran aunque muchas veces hicieron “jechurías” verdaderamente condenables. Una de las últimas y más sonadas “burracanás” fue cuando, hace unos años, llenaron de carros la plaza y rompieron barandillas y mobiliario urbano. Parece ser que en aquel entonces tomaron cartas en el asunto las autoridades locales y se ha suavizado algo la actuación de los QUINTOS.

El SORTEO se hacía en Villanueva, en un edificio, en el que ahora está ubicado el Hospital de Sta. Justa, en frente de la Plaza de Abasto, no sé si allí estaba la Cruz Roja.
Antonio, ¡qué brutitos eran algunos quintos!