Ofertas de luz y gas

ORELLANA LA VIEJA: LAS COMIDAS BÁSICAS EN LA CASA DEL LABRADOR DE ORELLANA...

LAS COMIDAS BÁSICAS EN LA CASA DEL LABRADOR DE ORELLANA I (El desayuno)
El padre las había rebanados por la noche mientras todos, a la lumbre, oían los cuentos del abuelo. Un pan grande, de harina de trigo rubio y cocido en el horno de “La Moya”. Después, el plato con” cogolmo”, lo había guardado en la alacena cubierto con un paño limpio. Antes de salir el sol hizo la lumbre y ya sonaban los golpes de la paleta de hierro sobre el fondo de la sartén picando LAS MIGAS y el característico “rasquido” al darlas la vuelta. En un plato aparte estaban los ajos fritos, algunas guindillas de las que aún conserva colgadas en una ristra, los torreznos, buenos trozos de chorizo, que tiñeron ligeramente de rojo el abundante aceite de oliva de la sartén, y las “tostás”, las primeras rebanaditas de pan que se echan antes del resto de las migas y, que una vez fritas, las apartaba…”porque le gustan mucho a mi niño”. Después de darlas cientos de vueltas al fuego lento de la hoguera el pan blanco se ha impregnado de aceite y tomado el color rojillo del chorizo. “Las migas… cundidas y rojas”, como dicen los serranos, proclama el padre.
El ruido del picoteo ha convocado a la familia y pronto están todos alrededor de la sartén que, sobre las trébedes, tiene fácil acceso para todas las cucharas.-” ¡Anda hijo, sube al doblado a por un buen melón “morito” de los que quedan en el montón de trigo y tú, niña, saca un tazón de” acitunas acuchillás ¡” – ordena la madre.
Este es el desayuno de la mayoría de los días del año: fuerte, rico en grasas e hidratos de carbono, consistente para aguantar hasta el mediodía las durísimas faenas del campo del padre, las labores de la casa de la madre y el corretear sin descanso, en sus juegos, de los hijos. Poco han tenido que comprar para hacerlo, bueno… nada; y lo mismo pasa con casi todas las comidas. Lo han hecho con lo que tienen, con lo que producen, con lo que le han arrancado a la tierra.