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ORELLANA LA VIEJA: LAS CLACAS...

LAS CLACAS
QUÉ SE NECESITA:
En este juego se utilizaba los denominados “ repeones” (peonzas) y solíamos jugar en “El Rincocillo” de la iglesia que es donde hoy está la capilla del Cristo, antes Club de Acción Católica. El tío Francisco Moreno, carpintero, era un verdadero artista en hacer “repeones” de madera de encina; después le sucedió en este menester su aprendiz Justo el de la Sira. La “puga” o punta de hierro, la echaban los herreros que tenía que estar muy derecha para que el repeón anduviera bien. Había varias clases re repeones: “la canana” que era la más pequeña,” el toleano” un poquito más grande y plano por la parte de arriba, “ el punta lanza” de punta muy afilada que se usaba para jugar a las “clacas” y “la repeona” que era muy grande. Era necesaria una cuerda que se enrollaba en el “repeón”, empezando por la punta. En el otro extremo de la cuerda colocábamos un “platito” (chapa de las botellas de gaseosa) aplastado con un agujero en el medio para que sirviera de tope entre dos dedos de la mano que tiraba el “repeón”. Antes de empezar a jugar se hacía una circunferencia en el suelo utilizando como radio la cuerda que por un extremo un jugador fijaba en el suelo y otro niño ataba el otro extremo de la cuerda en el “repeón” y con la punta iba grabando en el suelo dicha circunferencia o redondel.
DÓNDE SE JUGABA.
Ya hemos indicado que en “El Rincocillo” de la iglesia, la calle o en cualquier sitio a condición que el suelo fuera de tierra
CUÁNTOS JUGABAN
No había número determinado pero solían siete u ocho.
CÓMO SE ECHABA
Todos tiraban, a la vez el “ repeón” al centro del redondel. Todos lo que lograban que sus “repeones” salieran fuera del redondel, se salvaban y se QUEDABA el que su “repeón” se “apabagaba”, (dejaba de dar vueltas) dentro de la circunferencia.
COMO SE JUGABA
El que se QUEDABA ponía su juguete en el centro del redondel y los otros jugadores tiraban a “rablazo” (todo lo fuerte y atinado que podían) sus “repeones” contra el que estaba en el centro, con la mala idea de pegarle con la punta y hacerle la CLACA (hoyito) más profunda que pudieran. En algunas ocasiones se lograba partir el “repeón” en dos mitades, tal era la pericia de algunos jugadores. Un jugador jugaba bien si tenía la habilidad de hacer buenas “clacas” al “repeón” quedado y además lograba que el suyo saliera fuera del redondel, lo que se conseguía con un estratégico tirón de la cuerda, hacia fuera, en el acto de ponerlo en funcionamiento. Si alguno se quedaba en el redondel funcionando, los que los habían sacado, podían salvarlo de la siguiente manera: cogía el “repeón”, aún dando vueltas atrayéndolo con los dedos índice y corazón, hacia la palma de mano, donde seguía funcionando. El salvador, agachado, describía círculos imaginarios con la mano donde tenía la peonza como calculando, y con un golpe certero golpeaba con su “repeón “ al que daba vueltas en el círculo. Si lograba que los dos salieran de allí, le salvaba. Si no se conseguía y se apagaba dentro, se QUEDABA y el que estaba quedado desde un principio cogía su aparato lo lanzaba sobre el nuevo, tratando de hacer lo que antes los otros había hecho con el suyo.