Ángel de luz, ardiendo,
¡oh, ven!, y con tu espada
incendia los abismos donde yace
mi subterráneo ángel de las
nieblas.
¡Oh espadazo en las
sombras! Chispas múltiples,
clavándose en mi cuerpo,
en mis alas sin plumas,
en lo que nadie ve, vida.
Me estás quemando vivo.
Vuela ya de mí, oscuro.
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