Luz ahora 0,13983 €/kWh

ORELLANA LA VIEJA: PACO DIAZ I...

PACO DIAZ I

Francisco Díaz Corraliza, Paco Díaz, ha sido uno de los mejores Alcaldes que ha tenido Orellana en toda su historia.
Nació en la vecina Orellana de la Sierra el 29 de Julio de 1924 y arribó a nuestro pueblo cuando sus padres decidieron trasladarse a Orellana donde vivió hasta su muerte.
Alto, de caminar lento y de hablar sosegado, fue un gran amante de la pesca, de la caza y del billar deportes que conocía a y dominaba a la perfección.
Accedió a la Alcaldía el día 1 de Junio de 1963 y cesó el 19 del Abril de 1979. Fue, por tanto el último Alcalde del periodo de la Dictadura del Franco. Pero independientemente de sus ideas políticas, Paco, fue un hombre moderado, servicial, tolerante, muy amigo de los jóvenes, con excelente visión del futuro y con un profundo amor a Orellana. Todo esto le llevó a realizar en nuestro pueblo un cambios muy profundos que mejoraron sensiblemente la vida de sus habitantes. Sin exagerar nada se podría afirmar que sacó a nuestro pueblo de la Edad Moderna, del siglo XIX, a la Edad Contemporánea.
Todos sabemos la carencia de servicios que tenía nuestro pueblo cuando él se hizo cargo del Ayuntamiento y el lamentable estado de higiene que tenían las vías públicas. Pues bien, venciendo dificultades de todo tipo, consiguió poner el alcantarillado en todas las calles del pueblo a la vez que trajo el agua del pantano y todas las casas tuvieron agua corriente. ¡Quién lo iba a pensar, un grifo en cada casa y ya no habría más mierda en las callejas y que saliera por los albañales ¡Después inició la larga tarea de asfaltar las calles sustituyendo los molestos empedrados y los inmensos barrizales, por hormigón y buenas aceras. En este empeño Paco puso de manifiesto muchas veces su faceta de gran negociador. Para asfaltar una calle venía una cantidad de dinero de la Diputación Provincial que normalmente era pequeña. Otra parte la ponía el Ayuntamiento y otra los vecinos de esa calle. Pues bien El Alcalde se reunía con los vecinos y normalmente les convencía de la necesidad y ventajas que tenía arreglar dicha calle. Si no lo conseguía se lo proponía a los de otra calle y así, poco a poco, se asfaltaron casi todas.