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ORELLANA LA VIEJA: EL FÚTBOL II ...

EL FÚTBOL II
En un principio las porterías eran dos palos clavados entre los que se ataba una soga que servía como larguero que se quitaban y se ponían cuando se iba a celebrar algún partido. Recuerdo perfectamente cuándo se pusieron las primeras porterías de hierro. Estas se consiguieron gracias a D. José Guisado,“Bigote” (q. e. p. d.), padre de los hermanos Guisado y fue como sigue: Don José, gran portero del Orellana y animador incansable del fútbol, habilísimo pescador y empedernido fumador en pipas estrafalarias que él mismo fabricaba, trabajó por un tiempo de Practicante, que era su profesión, en Agromán cuando estaban haciendo el pantano. Esta empresa había construido un campo de fútbol para sus empleados cerca del poblado a pie de presa y lo había dotado de unas excelentes porterías de hierro. A medida que se iba terminando la obra, el personal iba marchándose y fueron desmantelándose todas las instalaciones. Entonces, D. José, hizo las gestiones pertinentes y los jefes le cedieron las porterías para que se colocaran en el campo de Orellana. Las trajeron en un camión y las estuvimos clavando en el suelo y cogiéndolas con cemento la tarde de un sábado. Pero ¡Oh sorpresa ¡Cuando el domingo fuimos a jugar todo ilusionados, nos encontramos con las porterías arrancadas. Por lo que se ve unos gamberros no dejaron que se endureciera el hormigón y nos liaron la trastada. Volvimos a ponerlas, esta vez con más suerte y así fue como, el campo de fútbol de Orellana, contó con unas porterías de hierro y fijas. ¡Cuánto ha cambiado desde sus principios este campo ¡. No hay más que ver, en la actualidad, el hermoso estadio de que disponen los jóvenes de Orellana gracias a ese amante y entusiasta del fútbol como es Antonio Cabanillas.
Ya éramos jóvenes y los más aficionados formábamos parte del equipo de Orellana que se enfrentaba esporádicamente con los de otros pueblos, como Orellanita, donde íbamos en bici o andando, Campanario, Quintana, Madrigalejo, Pela. etc. etc. Recuerdo con cariño la alineación más corriente del equipo por aquellos entonces y que era la siguiente: Porteros: Paco Risco, López o Braulito. Defensas: Bernardino, Sánchez, Juan Manuel o Alfonso. Medios: Zapatero, Juan “el Cojo”. Delanteros: Moyano, Mariquillo, Paco Calzado, Miguel Costa y Cabanillas. También contábamos con Toñín, “El Mudo”, “Garay” y otros.
Estos eran lo que habitualmente estábamos en el pueblo pero, en vacaciones, el equipo se reforzaba extraordinariamente con el regreso de estudiantes y seminaristas como eran: Antonio Ramos ¡Qué toque de pelota tenía Antoñito, el de Valentín, como le llamábamos los amigos ¡, Diego, Manuel Arenas, Rafa Adámez, José Ruiz y Antonio Sierra. Y puestos a recordar de ninguna maneras podemos olvidarnos del eterno árbitro de Orellana como fue Antonio Sánz,“Purriti”, que siempre estaba dispuesto a coger el pito y dirigir los encuentros que celebrábamos.
Eran tiempo difíciles; la mayoría no disponíamos de botas de fútbol –“ ¡Ay que ver hijo mío, que con tanto fútbol, no ganamos pa zapatos ¡”- se quejaba mi madre con freceuncia-y apenas de camisetas, pero el entusiasmo, la juventud y las ganas de practicar este apasionante deporte vencían todos los obstáculos.