¡Es mi silencio!
Coronas de espinas me azotan un fatídico mutismo
que restriega sin tregua mis sentimientos
de aquello que un día creímos imperecedero,
rasgando los cándidos fulgores del cielo,
los instantes de goce que aun eleva mi cuerpo.
¡Es mi silencio!
Instalado en mí pecho
llevando consigo el anhelo clandestino donde anclan todavía mis sueños marinos,
La primavera donde poblabas mis noches de amoríos
dibujando tu amor con los níveos malabares de tu corazón.
Que se adueña de mis noches de desvelos,
duerme a mi costado y en silente amargura se pasea por mi lado manteniendo mi corazón esclavizado.
¡Es mi silencio ¡
De palabras invalidadas.
De oblicuas miradas.
De mascaras aladas.
De historia acabada.
Llora mi musa conmigo
requiriendo el por que tus ebúrneos besos no fueron mas que agrietados clavos de incienso
vertiendo en mis afectos la amarga hiel que aun sigo viviendo,
…Tal parece que la rambla solitaria de esta pasión
arroje tinieblas persistentemente en mi corazón.
¡Es mi silencio!
Que solloza en el viento
en la súplica de un rezo,
en los confusos tejidos de aquel beso
cuando así lo sentenció tu adiós sin consultar a Dios.
¡Es mi silencio ¡
Coronas de espinas me azotan un fatídico mutismo
que restriega sin tregua mis sentimientos
de aquello que un día creímos imperecedero,
rasgando los cándidos fulgores del cielo,
los instantes de goce que aun eleva mi cuerpo.
¡Es mi silencio!
Instalado en mí pecho
llevando consigo el anhelo clandestino donde anclan todavía mis sueños marinos,
La primavera donde poblabas mis noches de amoríos
dibujando tu amor con los níveos malabares de tu corazón.
Que se adueña de mis noches de desvelos,
duerme a mi costado y en silente amargura se pasea por mi lado manteniendo mi corazón esclavizado.
¡Es mi silencio ¡
De palabras invalidadas.
De oblicuas miradas.
De mascaras aladas.
De historia acabada.
Llora mi musa conmigo
requiriendo el por que tus ebúrneos besos no fueron mas que agrietados clavos de incienso
vertiendo en mis afectos la amarga hiel que aun sigo viviendo,
…Tal parece que la rambla solitaria de esta pasión
arroje tinieblas persistentemente en mi corazón.
¡Es mi silencio!
Que solloza en el viento
en la súplica de un rezo,
en los confusos tejidos de aquel beso
cuando así lo sentenció tu adiós sin consultar a Dios.
¡Es mi silencio ¡