ORELLANA LA VIEJA: Genial primo Mariano! Me ha encantado....

Bueno chicos y chicas del foro, cae la madrugada, una vez dado de comer a mi amigo Tango y dado el paseo oportuno, me he decidido a pasear por el Foro, parece que las aguas vuelven a su cauce, no he querido entrar estos dos dias atras en desacuerdo total de como estaban las cosas, ahora ya desvelados los autores del contubernio, la verdad es que ya no da ese morbo que habia al no saber quienes estaban detras de todo este follon que se ha montado, una vez aprendida la leccion, yo rogaria no entrar más al trapo por si volviera a suceder y que como ya dije en otra ocasion, sigamos nuestro camino con nuestras vivencias, recuerdos, chistes, comentarios jocosos que es lo que le ha dado vida a este nuestro querido Foro, al ir y devenir de nuestra querida Orellana su gentes y nuestros amigos.
Amigos de siempre amigos de toda la vida, y amigos que se quedaron a medio camino.
Como mi amigo Pedro, Pedro Herrero, ¡que buen amigo! un "trasto", inquieto, travieso, más infantil que una pts de chicle de inocenton que era, pero con un gran corazón, ahora eso si, se encontraba en todos los fregaos.
¡Cuantas anecdotas tengo en su casa con él y su padre, Ricardo, hombre tan bonachon como el propio Pedro. Este tuvo la mala suerte de quedarse sin su madre, Vicenta, muy jovencito, entonces era el pequeño de la casa.
Seguro que todos habreis oido "lo del chocolate"en el tejado: quitaba a las tabletas de chocolate los cromos que venian en ellas y a éstas la tiraba al tejado de su casa, ¿porque claro quien se comia tanto chocolate?. Un buen dia de verano que hacia muchisimo calor, comenzó a derretirse el chocolate y correr tejado a bajo, en ese momento una señora que entraba en la tienda de su padre, notó como le caian tres ó cuatro goterones del exquisito dulce, fundido y derretio y la mujer decia: Ricardo llueve chocolate de tu tejao, miraron éste y claro se descubrió el pastel, alli estaban las incontables tabletas que Pedro habia arrojado allá arriba, un caso.
Otro dia le pidió dinero a su padre: papa dame perras, dijo Pedro, perras más perras quieres, pero muchacho si tú ya te has gastado toas las de la "moceá", le contestó su padre, mira Marianito siguió Ricardo y me enseñó un monton de papeles archivados en un alambre a modo de archivo, todo esto que ves aquí son multas de este mostrenco, que si por tirar pidras a una bombilla, saltar huertos, quitar ciruelas; como veis trastás inocentes del momento, de la edad, ese era mi Pedro, mi amigo.
Tambien como a cualquier muchacho, le gustaba poco la escuela, ¡con lo inteligente que era! y muchas veces nos escabamos, el más veces que yo, que conste, y nos ibamos al rio, de ahi que en una ocasion, le pidiera un reloj a su padre y éste le contestó sin más: los guardas del rio no necesitan reloj, trabajan de Sol a Sol. Este hombre es que tenia unas respuestas para todo, que ya ya.
Este pequeño relato se lo dedico a Pedro, amigo de juegos y travesuras y que yo se que alla arriba, poque travieso sí, pero más bueno que el chocolate que tiraba al tejado, alla arriba decia, nos estaras obsevando, aunque sea desde el cielo de Alemania, en su memoria. Mariano.

Genial primo Mariano! Me ha encantado.
Yo conocí también a Pedro y era una excelente persona, sociable, alegre digno hijo de tal familia. Era, inquieto, traviesamente bueno, pero bueno, bueno.
Recuerdo cuando tenía 10 años, tenía que ir a Badajoz a examinarme de ingreso, con Juan Ruiz Sanz y Pedro Sánchez Casillas, acompañados de nuestro querídisimo maestro, siempre presente en mi memoria Don Juan Cabanillas (q. e. p. d.). Para la ocasion fui a comprar 250 grs. de jamón, que en los años 60 eran un manjar raro y exquisito. Le di a Vicenta, madre de Pedro el pedido de mi madre y ella me dijo:
-ésto para que apruebes. Me echó unos gramos de más, no recuerdo bien, pero vaya, que bien pesados los 250 grs.
Y ¡milagro!, sucedió, aprobé el ingreso y no sólo yo, sino Juan y Pedro.
Estas anécdotas y otras como éstas hablan y dicen del temple de la gente de nuestra tierra.
Un fuerte abarazo primo Mariano.
Demetrio