Milord informa.
En la contienda entablada entre nuestra juventud y los labradores que pedían agua, vencieron en toda línea los jóvenes que pedían buen tiempo aun cuando la agricultura se fuese al traste. Llover no llovió, pero ventear si que venteo de lo lindo, así ha estado el carnaval metereologicamente hablando, dando gran pena el viernes ver a nuestros niños (míos no, vuestros) tiritar ateridos de frío por un cruel viento solano que soplaba implacable, pero tanto ellos como sus adoradas maestras que no les dejaron a solas ni un momento dieron ejemplo de entereza ante la perversa adversidad del tiempo.
De mascaras callejeras bastante numerosas, hubo muchas que llamaron la atención por su originalidad y buen gusto. Las otras que se exhibieron, eran mascarones o espanta pájaros, que colocados encima de un árbol o de una tapia de corral, hubieran sido el terror de las aves cantoras. Comparsas o estudiantinas solo dos, una de cada especie que merezca consignarse. Una, la de las féminas, guapas, guapas y dieciséis veces guapas, vestidas de bomberas haciendo honor a los colores de la bandera de España y como homenaje a nuestra mundialmente campeona selección española de fútbol. (un buen ejemplo a seguir por algunos insulsos catalanes). Estas simpáticas mujeres dedicaron una criticadora canción al actual alcalde de Orellana que el en recompensa agradeció acompañándolas con una actuación de “cambriolicos” saltos de comba y que a falta de soga usaron la manguera amarilla que una de ellas llevaba.
La otra, la de los mozos “metálicos ellos” irrumpieron en la plaza con más ruido que un ciclón, con sus cantos, guitarreo, y tamborileo: Verdaderamente magnifica su actuación y coreografía plena de contorsiones descoordinadas pero impresionantes. Ya por la tarde, nos deleito uno de los más grandiosos “pasacalles” jamás visto en nuestro pueblo,
pues en nada tenían que envidiar a los de Río de Janeiro: Habría la comitiva “pasacallejera” un espectacular grupo de mariposas Monarcas quizás recién llegadas del remoto Canadá pero que incansablemente mariposearon de lo más bonito, seguía los tamborileros de todos los años, pero con distintos trajes (seria para no cansar al respetable por que con su música que es siempre la misma ya cansan bastante) seguían después variados grupos a la cual más vistosos con extrañísimos trajes y sus caras pintarrajeadas cual modernos cuadros de Picasso o Dalí.
“ Mayo llego y aro quien aro”. Aunque nuestro ediles tienen tanto colores como las toneladas de confetis que se han tirado en las calles este carnaval, no por eso algunos tienen pelos de tonto, lavan la cara al gato para que por liebre pueda pasar, una muestra es la escombrera de la calle Mira el Río, la cual ha quedado después de su restauración más lisa que una bola de villar y más plana que la pista de un aeropuerto, así que me atrevería a asegurar que allí se podía pasar un buen día de campo llevándose claro esta, unas decenas de alfombras para ponerlas en el suelo como a usanza árabe. Es un sitio digno de hacer un mirador: por debajo de la explanada se une el arroyo del Juncal con el de los Aljibes que acrecentando su caudal baja serpenteando entre granados, morales y cañaverales, a la izquierda “Matreboloso” y en frente nuestro querido “Cerro Gordo” con su pizarroso castillo Montalbán, grandioso guardián de secretos de juegos infantiles y de otros que no lo fueron tanto, más a lo lejos el agua del embalse siempre acariciada por nuestro inseparable aire solano se ve moverse con suavísimas ondulaciones.
¡Que bonito! ¿a que si?.
Desde Orellana la Vieja Víctor Sanz.
En la contienda entablada entre nuestra juventud y los labradores que pedían agua, vencieron en toda línea los jóvenes que pedían buen tiempo aun cuando la agricultura se fuese al traste. Llover no llovió, pero ventear si que venteo de lo lindo, así ha estado el carnaval metereologicamente hablando, dando gran pena el viernes ver a nuestros niños (míos no, vuestros) tiritar ateridos de frío por un cruel viento solano que soplaba implacable, pero tanto ellos como sus adoradas maestras que no les dejaron a solas ni un momento dieron ejemplo de entereza ante la perversa adversidad del tiempo.
De mascaras callejeras bastante numerosas, hubo muchas que llamaron la atención por su originalidad y buen gusto. Las otras que se exhibieron, eran mascarones o espanta pájaros, que colocados encima de un árbol o de una tapia de corral, hubieran sido el terror de las aves cantoras. Comparsas o estudiantinas solo dos, una de cada especie que merezca consignarse. Una, la de las féminas, guapas, guapas y dieciséis veces guapas, vestidas de bomberas haciendo honor a los colores de la bandera de España y como homenaje a nuestra mundialmente campeona selección española de fútbol. (un buen ejemplo a seguir por algunos insulsos catalanes). Estas simpáticas mujeres dedicaron una criticadora canción al actual alcalde de Orellana que el en recompensa agradeció acompañándolas con una actuación de “cambriolicos” saltos de comba y que a falta de soga usaron la manguera amarilla que una de ellas llevaba.
La otra, la de los mozos “metálicos ellos” irrumpieron en la plaza con más ruido que un ciclón, con sus cantos, guitarreo, y tamborileo: Verdaderamente magnifica su actuación y coreografía plena de contorsiones descoordinadas pero impresionantes. Ya por la tarde, nos deleito uno de los más grandiosos “pasacalles” jamás visto en nuestro pueblo,
pues en nada tenían que envidiar a los de Río de Janeiro: Habría la comitiva “pasacallejera” un espectacular grupo de mariposas Monarcas quizás recién llegadas del remoto Canadá pero que incansablemente mariposearon de lo más bonito, seguía los tamborileros de todos los años, pero con distintos trajes (seria para no cansar al respetable por que con su música que es siempre la misma ya cansan bastante) seguían después variados grupos a la cual más vistosos con extrañísimos trajes y sus caras pintarrajeadas cual modernos cuadros de Picasso o Dalí.
“ Mayo llego y aro quien aro”. Aunque nuestro ediles tienen tanto colores como las toneladas de confetis que se han tirado en las calles este carnaval, no por eso algunos tienen pelos de tonto, lavan la cara al gato para que por liebre pueda pasar, una muestra es la escombrera de la calle Mira el Río, la cual ha quedado después de su restauración más lisa que una bola de villar y más plana que la pista de un aeropuerto, así que me atrevería a asegurar que allí se podía pasar un buen día de campo llevándose claro esta, unas decenas de alfombras para ponerlas en el suelo como a usanza árabe. Es un sitio digno de hacer un mirador: por debajo de la explanada se une el arroyo del Juncal con el de los Aljibes que acrecentando su caudal baja serpenteando entre granados, morales y cañaverales, a la izquierda “Matreboloso” y en frente nuestro querido “Cerro Gordo” con su pizarroso castillo Montalbán, grandioso guardián de secretos de juegos infantiles y de otros que no lo fueron tanto, más a lo lejos el agua del embalse siempre acariciada por nuestro inseparable aire solano se ve moverse con suavísimas ondulaciones.
¡Que bonito! ¿a que si?.
Desde Orellana la Vieja Víctor Sanz.