ORELLANA LA VIEJA: Milord Informa....

Milord Informa.
Crónica Orellanense: 3ª de Abril.

La lluvia ha coincidido y se ha ajustado perfectamente al programa de fiestas de Semana Santa; por algo se dice que estos días son muy propensos a que el agua luzca y aproveche su oportunidad.

La tarde noche del Jueves Santo que es cuando aquí sale la primera procesión, nos sorprendió con un bello preludio de lluvia que nos hizo conocer la grandiosidad de la noche que se preparaba, por lo que no hubo más remedio que suspender la deseada procesión. Las del Viernes y Sábado Santo, no tuvieron más problema que la incertidumbre de que pudieran aguarse también, pero a pesar de los negrísimos nubarrones que envolvían el cielo amenazadores, pudieron salir a recorrer las calles de nuestro pueblo luciéndose acompañadas de gran multitud y el bien acompasado sonido de los tambores.

Siempre que llueve aprovechando festividades, surge el conflicto a que da lugar los intereses encontrados entre los labradores y nuestra querida juventud. Los labradores muy satisfechos, porque el agua cayó a pedir de boca como ellos querían, que dado esta circunstancia se les ha visto muy contentos restregarse las manos satisfechos. En cambio los jóvenes que no tenían tantas ganas ni aspiraciones, si no la de transigir con la lluvia y solo pedían que se retrasara unos días, a fin de que les dejara libre y despejada la Semana Santa, no han podido ser complacidos en tan justos deseos. El caso es que con el mal tiempo, la desanimación tenía que imponerse y se impuso.

La noche de “los Jaramagos” ¡Si, si! Los Jaramagos, como se ha dicho siempre, que ya es hora de que dejemos "La Enramá” esa, para colgar los chorizos y morcillas en tiempos de las matanzas. Pero como iba diciendo, en la calle Real montones de hierba esperaban a que los mozos la metieran mano: A las tres y diez minutos comenzó a llover despiadadamente con desencajada furia, y los defraudados jóvenes buscaban sitio donde guarecerse, mientras brotaban cárdenos relámpagos seguidos de roncos truenos que retumbaban en las inmensas soledades de la Serena, más que llover diluviaba, como suele decirse era una noche de perros. Por fin sobre las cinco y cuarto de la madrugada cesó la lluvia dando un respiro a nuestra juventud que sin pereza comenzó la tarea de entretejer la hierba para formar los casi quinientos metros de guirnalda que serían necesario para el adorno de la calle Real, una tarea que si ya es complicada y laboriosas, más lo era con la hierba mojada (chorreando diría yo), algunos terminaron completamente empapados y las manos llenas de oxido del hierro de las rejas de las ventanas. Un tiempo así quita gusto a todo, pero mientras los mozos se afanaban en la construcción de los bellísimos arcos. En el bar llamado “La Cancela” regentado por un afable y gentil joven paisano nuestro llamado Diego Rincón, ofreció amable y sin interés la cocina de su bar, estando al mismo tiempo atento y pendiente en todo momento a cuanto se pudiera necesitar para que nuestro ya habitual cocinero Salva Pino, experto en temas “migueriles”, elaborara unas suculentas, y más que sustanciosas buenísimas migas que se pudieron degustar por todos gracias a la habilidad del cocinero, en fin creo que más que un tente en pie fue un tente mozo. Pues hasta el año que viene si Dios quiere, que será por el siete de abril.

Hoy noche del viernes 29 de abril, el cielo se nos presenta encapotado y no es que amenace lluvia, si no que creo que siente frío y ha tenido que tirar del capote; aunque los labradores preferirían que se lo quitara y que hiciera llover, pero como casi siempre las nubes nos dejarán quedándolos como recuerdo un nuevo desencanto. Mientras el campo se llena de rocío y finge galas de Musa coqueta, sembrando de esmeralda el terciopelo del musgo, de rubíes las rojas sangrientas amapolas, el oro en las bellas margaritas y de brillantes temblorosos el extremo de cada tallo, cada hoja de finísima hierba que con su minúsculo e ínfimo peso se doblan en reverencia a la diosa Naturaleza.