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ORELLANA LA VIEJA: La ortiga mayor (Urtica dioica L.) es una de las 500...

La ortiga mayor (Urtica dioica L.) es una de las 500 variedades que componen la família de las Urticáceas. Es una planta duradera que se renueva todos los años de su cepa, llega a crecer mas de 1 metro y el grosor de un dedo meñique, de su cepa arrancan latiguillos que se extienden a ras de suelo, los cuales toman color rojizo y le salen raicitas en los primero nudos, así como en los otros muestran un par de hojítas en miniatura, cada una con dos apéndices membranosos, las estípulas, tan grandes si no mas que ellas. En el remate de estos latiguillos nacen ya hojas mayores, similares a las del tallo. Este (como puede observarse en la fotografía) es cuadrado, con cuatro surcos a lo largo, y otros tantos filetes en resalto, a modo de mediacañas, hueco en su interior, de modo que una fistula lo recorre de cabo a rabo, salvo en los nudos que son macizos. El tallo suele tener color rojizo entreverado de verde, y está erizado de numerosos pelos tiesos, recios, incoloros, como si fueran de cristal, de hechura de botella en su base, pero terminados en punta agudísima; esta punta se clava facilménte en la piel cuando se rozan las hojas o los tallos de la planta y entonces producen un escozor vivísimo. De las diversas ortígas que se crian en Extremadúra, esta pasa por ser una de las mas malignas. Recuerdo como crecian en los corralones y en los tináos y sobre todo recuerdo las que crecían detrás de el chalet de Miraba, en el espacio que había desde la carretera de entrada al pueblo y el nacimiento de los eucaliptos. En primavera y comienzo del verano parecía que esperaban a que los chiquillos mudáramos al pantalón corto para ensañase en nosotros; ortigarse era una verdadera tortura, sobre todo porque las ronchas que nos aparecían tras rascarnos intentando aminorar los picores convertían nuestras piernecillas en autenticas erupciones de dolor. Al contrário de lo que en tiempos se creyó, los pelos no contienen ácido fórmico, sino histamina y acetilcolína y es este jugo, que se haya en el recipiente de la base de cada pelo, el que una vez penetraba en la piel y vaciaba su contenido provocaba aquellas reacciones tan desagradables.
Era habitual que le echáramos ortigas a las gallinas y estas las devoraban con avidez, me imagino que por lo bien que le sentaban, ya que la secretína que contienen es uno de los mejores estimulantes de las secreciones estomacales, del páncreas y de la bilis, así como de los movimientos peristálticos del intestino.
La infusión de ortigas o un plato de las mismas a guisa de verduras són excelentes en lo tocante a la nutrición ya que son superiores a las espinacas, porque con las mismas virtudes carecen de algunos de sus inconvenientes, por se altamente diuréticas y de acción persistente. Otra de sus virtudes, como bien dice Sime, es la hemostática, ya que constituye un remedio contra toda suerte de hemorragias. También pueden contrarrestar la acción alergica de los moluscos y cutaneos en aquellas personas que al ingerirlos padecen urticarea.
Es recomendable para los diabéticos, a los que se recomienda que la tomen a pasto, o por lo menos 3 tazas al dia, el agua en que se han hervido las ortigas, naturalmente sin endulzárla. Esta misma agua puede conservarse para otros menesteres terapéuticos durante largo tiempo, preparando con ella un jarabe de ortigas, para ello basta filtrarla y añadirle luego el doble de su peso en azúcar, poniéndolo en una botella y removiéndolo todos los días hasta su total disolución.
Esta misma agua, el zumo de ortigas, machacadas en un almirez y la tintura de ortigas, obtenida con la planta recientemente desecada y alcohol, logan notables efectos en el tratamiento de los eczemas, empeines y otras afecciones de la piel. Y un ultimo consejo: para combatir la irritacion de la piel cuando nos ortigamos basta estrujarse sobre la zona afectada hojas de malva, es un remedio bastante eficaz.