Con las monjas yo estudié, la jefa madre Dolores, cómo me enseño las tablas, a base de pescozones. Muchos juntos en un aula, todos sentados allí, la madre Dolores enfrente, viéndonos de escribir. El corazón de Jesús, de la pared colgaba, y con ojos melancólicos, a todos nos observaba.
Cantábamos muchos cantes, rezábamos al entrar, también rezaba al salir, y le contaba a mi madre, todo lo que hacía allí. Te llamaban a la mesa, la lección te preguntaban, y si no te la sabías, a un rincón te mandaban. Repasamos el catecismo, nos enseñó a confesar, nos enseño muchos cantos, y hasta saber respetar. Hicimos mucho teatro, me gustaba el limpia botas, en el cual participaba, con una boina rota. A esta monja, yo la digo, que nos enseñó muy bien a respetar a los demás, pasándonoslo muy bien.
Me despido del convento, del limonero y del pozo, y de la madre Dolores, que a mi me llenó de gozo. De poesias michachos.
Cantábamos muchos cantes, rezábamos al entrar, también rezaba al salir, y le contaba a mi madre, todo lo que hacía allí. Te llamaban a la mesa, la lección te preguntaban, y si no te la sabías, a un rincón te mandaban. Repasamos el catecismo, nos enseñó a confesar, nos enseño muchos cantos, y hasta saber respetar. Hicimos mucho teatro, me gustaba el limpia botas, en el cual participaba, con una boina rota. A esta monja, yo la digo, que nos enseñó muy bien a respetar a los demás, pasándonoslo muy bien.
Me despido del convento, del limonero y del pozo, y de la madre Dolores, que a mi me llenó de gozo. De poesias michachos.
Primo Antonio, para cuando tú próximo libro?