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Buenas tardes.
Miguelete y Luis.
Muchas veces El Monte de la Barca a salido ardiendo,
Enrojecida por sus llamas la finca desolada con ojos incandescente, clama por sus fieles chaparros, acebuches, esparragueras, cardos y un sinfín de amigos que Vivian en dicha finca
Por testigo todo un mar de agua y sin poder apagarla, al llegar las primeras aguas, el alivio de la finca hizo que retoñecieran las primeras hierbas buenas y en dos o tres días la finca cambió de color dando paso a que en el agua se dibujase el verdor de esta finca consagrada.
Los retoños de las encinas así como los maimones de los olivos tardaron en cicatrizar puesto que eran más fuertes y necesitaban más días de agua.
Hoy día el Monte de la Barca esta precioso, está mirando a Guadiana y le tiene en sobre aviso de que si algún día ardiese, que le apague con sus aguas.
Bueno muchachos, esto es para todos.
Un saludo.
Miguelete y Luis.
Muchas veces El Monte de la Barca a salido ardiendo,
Enrojecida por sus llamas la finca desolada con ojos incandescente, clama por sus fieles chaparros, acebuches, esparragueras, cardos y un sinfín de amigos que Vivian en dicha finca
Por testigo todo un mar de agua y sin poder apagarla, al llegar las primeras aguas, el alivio de la finca hizo que retoñecieran las primeras hierbas buenas y en dos o tres días la finca cambió de color dando paso a que en el agua se dibujase el verdor de esta finca consagrada.
Los retoños de las encinas así como los maimones de los olivos tardaron en cicatrizar puesto que eran más fuertes y necesitaban más días de agua.
Hoy día el Monte de la Barca esta precioso, está mirando a Guadiana y le tiene en sobre aviso de que si algún día ardiese, que le apague con sus aguas.
Bueno muchachos, esto es para todos.
Un saludo.