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LAS BARCAS
Las barcas las hacían los mismos pescadores. Iban a por la madera a Villanueva de la Serena y la traían en burros, la madera era de pino, se ayudaban unos a otros a confeccionar las barcas.
Una vez dada la jornada de pesca estas barcas eran hundidas, para que la madera se hinchase y así no hubiese grietas por donde entrar el agua, cuando a una de estas barcas las entraba el agua (que era muy a menudo), la forma de quitarla era con una lata y se llamaba achicar agua.
COMO SE VENDIAN LOS PECES
Después de una larga faena, cuando llegaban a casa los hombres con los peces, las piezas más grandes las hacían pedazos porque así eran más fáciles venderlas. Los peces los vendían por las calles del pueblo, en sus casas, y en los pueblos más cercanos a este nuestro como son Acedera y Orellana la Sierra. Para ir a estos pueblos a la venta de peces unos iban andando y otros en bicicleta, los llevaban en cestas de mimbre forradas de plástico.
Las medidas de peso que tenían antes para estos menesteres eran, la libra, la media libra el cuarterón y las dos onzas.
Antes, como ahora, existía el trueque, se cambiaban peces por gallinas, por huevos, por harina, cebada o trigo, no descartando la sabiduría de cada uno para salir ganando.
Las barcas las hacían los mismos pescadores. Iban a por la madera a Villanueva de la Serena y la traían en burros, la madera era de pino, se ayudaban unos a otros a confeccionar las barcas.
Una vez dada la jornada de pesca estas barcas eran hundidas, para que la madera se hinchase y así no hubiese grietas por donde entrar el agua, cuando a una de estas barcas las entraba el agua (que era muy a menudo), la forma de quitarla era con una lata y se llamaba achicar agua.
COMO SE VENDIAN LOS PECES
Después de una larga faena, cuando llegaban a casa los hombres con los peces, las piezas más grandes las hacían pedazos porque así eran más fáciles venderlas. Los peces los vendían por las calles del pueblo, en sus casas, y en los pueblos más cercanos a este nuestro como son Acedera y Orellana la Sierra. Para ir a estos pueblos a la venta de peces unos iban andando y otros en bicicleta, los llevaban en cestas de mimbre forradas de plástico.
Las medidas de peso que tenían antes para estos menesteres eran, la libra, la media libra el cuarterón y las dos onzas.
Antes, como ahora, existía el trueque, se cambiaban peces por gallinas, por huevos, por harina, cebada o trigo, no descartando la sabiduría de cada uno para salir ganando.