Buenas a todos: He aquí la crónica de marzo quizás un poco aburrida pero estamos en crisis y el mes no dado para más, espero que después de Semana Santa pueda contar algo más sustancioso.
Milord informa.
Crónica Orellanense, marzo 2012.
A estas alturas que el Zaragozano se equivoque ¿a quién puede extrañar? Su pronóstico lo hace para todo un año, o para muchos años y no tiene nada de particular que los encargados del porvenir se extravíen por el laberinto de los doce meses o los trescientos sesenta y cinco días y pico que tiene el año; ellos procuran que las equivocaciones no sean muy gordas, y para ello tienen buen cuidado al anunciar grandes calores con algunas tronadas en julio y agosto y fríos con escarcha, en diciembre y enero; esto es lo más natural que ocurra por que anunciar en julio y agosto grandes calores y sobre todo tronadas en agosto, que es el mes en que suelen liquidarse las trampas, es cosa que se le ocurre lo mismo a un zaragozano que a un extremeño (pongo por pronosticador). Pero que se anuncie el tiempo que va a hacer al día siguiente (llevan pronosticando lluvia no se cuántos fines de semana) y ellos se desorientan en los términos que vienen haciendo. ¡Es imperdonable! Y es para el que tales fracasos sufre, baje de su observatorio y se ponga a cavar ajos y cebollinos.
¡Sí, sí! Por que los pronósticos que insertan en la tele y los periódicos son de origen científico y oficial por añadidura, no le quepa a ustedes duda aunque no lo parezca por sus resultados. Ellos se fundamentan en las depresiones atmosféricas y barométricas que están sobre las islas Británicas o las lejanas islas de la Cochinchina; o en el anticiclón que corre como un tren eléctrico de acá para allá sin moverse del sitio. En datos de las semanas pasadas parecían infalibles y hechas las observaciones y los cálculos sacaron las deducciones que permitían asegurar a los pronosticadores, que caería agua en abundancia en Extremadura y la Mancha, y efectivamente ni en la Mancha ni en Extremadura se podía salir los fines de semana… sin sombrero o un buen abanico. ¿No es esto una broma pesada? ¿Por qué si como todos los mortales no saben los augureros el tiempo que hará mañana? quien diablos les mete en anuncios de buen o mal tiempo para quedar a la altura de una zapatilla, pues ellos sabrán, mire usted.
Gracias a que el tiempo se ha propuesto llevar la contraria a los pronosticadores hombres del tiempo, nuestra querida juventud a podido divertirse con locura en los últimos fines de semana pero ¡que días nos esperan! Hemos entrado en el periodo de mayor ansiedad y de sequía; nuestros sufridos labradores ya no pueden sufrir más y aseguran que tenía que haber llovido un poquito esto días ya que era preciso para salvar la cosecha y por supuesto que lloviera más a menudo, cosa delicada y difícil porque el agua salvadora no llega a caer como aseguraban los pronosticadores y a los pobres labradores les ha quedado un terrible amargor de boca como podemos suponer.
Se acerca la Semana Santa y nuestro Ilmo. Ayuntamiento se esta dando prisa para que la celebérrima calle Iglesia quede terminada (cosa que dudo) para que este año pueda pasar por ella la procesión del Viernes Santo. La acera de la derecha está terminada y en perfecto estado de revista, ahora queda la de la izquierda, más estrecha que la de enfrente y una división que hay entre las dos en forma de pera, que no sé la utilidad que tendrá al final ¿un minúsculo y raquítico jardín o una hortera farolera? ¡Pues vaya usted a saber!
La caza de brujas, digo de cigüeñas, no paró sólo en las que anidaban en el tejado y postes de la Iglesia, pues tampoco se libraron los nidos del Silo que también fueron derribados sin piedad. Cuatro o cinco parejas de las que anidaban en el tejado eclesial, se han tenido que marchar haciendo “mutis” por el foro como algunos ecologistas.
Ahora el inconveniente está en que al querer hacer de nuevo el nido el fuerte viento tira los palitroques que quedan esparcidos en el suelo pudiéndose recoger grandes cantidades de ellos todos los días, pero el problema está en que algunos de estos palos al caer sea recibido por la cabeza de algún transeúnte y lo descalabre y no digamos si le cae un huevo que al no tener la protección del nido resbalan y se caen estrellándose contra el suelo. S. O. S, que los vean, que los vean los ecologistas que haberlos “hailos” caídos en el asfalto. Yo veo dos opciones para este problema sugerido por la insolidaridad humana. Primero: Que dejen los nidos una vez hechos así al año que viene no habrá tanto trasiego de palitroqueo
La otra opción: Es que recojan los palitroques todos los días y los guarden para hacer la caldereta en la romería de S. Isidro.
Quizás lo soñara, yo que sé ¡que lío! el polvo del camino formando remolinos confusos, y la luz mortecina de la luna que se refleja en los árboles que parecen cirios mirados a través de tenue neblina como vagos fantasmas que aparecen uno tras otro girando en fascinante danza…
Y como seguía soñando, iba más bien volando que corriendo por espesas redes de zarzales y jarales floridos y olorosos, salvé un precipicio, luego un llano, más allá un arroyuelo transparente, aquí un despeñadero, allí un torrente... después llegué a un inmenso y bonito lago. Nuestro maravilloso pantano de Orellana la Vieja.
Milord informa.
Crónica Orellanense, marzo 2012.
A estas alturas que el Zaragozano se equivoque ¿a quién puede extrañar? Su pronóstico lo hace para todo un año, o para muchos años y no tiene nada de particular que los encargados del porvenir se extravíen por el laberinto de los doce meses o los trescientos sesenta y cinco días y pico que tiene el año; ellos procuran que las equivocaciones no sean muy gordas, y para ello tienen buen cuidado al anunciar grandes calores con algunas tronadas en julio y agosto y fríos con escarcha, en diciembre y enero; esto es lo más natural que ocurra por que anunciar en julio y agosto grandes calores y sobre todo tronadas en agosto, que es el mes en que suelen liquidarse las trampas, es cosa que se le ocurre lo mismo a un zaragozano que a un extremeño (pongo por pronosticador). Pero que se anuncie el tiempo que va a hacer al día siguiente (llevan pronosticando lluvia no se cuántos fines de semana) y ellos se desorientan en los términos que vienen haciendo. ¡Es imperdonable! Y es para el que tales fracasos sufre, baje de su observatorio y se ponga a cavar ajos y cebollinos.
¡Sí, sí! Por que los pronósticos que insertan en la tele y los periódicos son de origen científico y oficial por añadidura, no le quepa a ustedes duda aunque no lo parezca por sus resultados. Ellos se fundamentan en las depresiones atmosféricas y barométricas que están sobre las islas Británicas o las lejanas islas de la Cochinchina; o en el anticiclón que corre como un tren eléctrico de acá para allá sin moverse del sitio. En datos de las semanas pasadas parecían infalibles y hechas las observaciones y los cálculos sacaron las deducciones que permitían asegurar a los pronosticadores, que caería agua en abundancia en Extremadura y la Mancha, y efectivamente ni en la Mancha ni en Extremadura se podía salir los fines de semana… sin sombrero o un buen abanico. ¿No es esto una broma pesada? ¿Por qué si como todos los mortales no saben los augureros el tiempo que hará mañana? quien diablos les mete en anuncios de buen o mal tiempo para quedar a la altura de una zapatilla, pues ellos sabrán, mire usted.
Gracias a que el tiempo se ha propuesto llevar la contraria a los pronosticadores hombres del tiempo, nuestra querida juventud a podido divertirse con locura en los últimos fines de semana pero ¡que días nos esperan! Hemos entrado en el periodo de mayor ansiedad y de sequía; nuestros sufridos labradores ya no pueden sufrir más y aseguran que tenía que haber llovido un poquito esto días ya que era preciso para salvar la cosecha y por supuesto que lloviera más a menudo, cosa delicada y difícil porque el agua salvadora no llega a caer como aseguraban los pronosticadores y a los pobres labradores les ha quedado un terrible amargor de boca como podemos suponer.
Se acerca la Semana Santa y nuestro Ilmo. Ayuntamiento se esta dando prisa para que la celebérrima calle Iglesia quede terminada (cosa que dudo) para que este año pueda pasar por ella la procesión del Viernes Santo. La acera de la derecha está terminada y en perfecto estado de revista, ahora queda la de la izquierda, más estrecha que la de enfrente y una división que hay entre las dos en forma de pera, que no sé la utilidad que tendrá al final ¿un minúsculo y raquítico jardín o una hortera farolera? ¡Pues vaya usted a saber!
La caza de brujas, digo de cigüeñas, no paró sólo en las que anidaban en el tejado y postes de la Iglesia, pues tampoco se libraron los nidos del Silo que también fueron derribados sin piedad. Cuatro o cinco parejas de las que anidaban en el tejado eclesial, se han tenido que marchar haciendo “mutis” por el foro como algunos ecologistas.
Ahora el inconveniente está en que al querer hacer de nuevo el nido el fuerte viento tira los palitroques que quedan esparcidos en el suelo pudiéndose recoger grandes cantidades de ellos todos los días, pero el problema está en que algunos de estos palos al caer sea recibido por la cabeza de algún transeúnte y lo descalabre y no digamos si le cae un huevo que al no tener la protección del nido resbalan y se caen estrellándose contra el suelo. S. O. S, que los vean, que los vean los ecologistas que haberlos “hailos” caídos en el asfalto. Yo veo dos opciones para este problema sugerido por la insolidaridad humana. Primero: Que dejen los nidos una vez hechos así al año que viene no habrá tanto trasiego de palitroqueo
La otra opción: Es que recojan los palitroques todos los días y los guarden para hacer la caldereta en la romería de S. Isidro.
Quizás lo soñara, yo que sé ¡que lío! el polvo del camino formando remolinos confusos, y la luz mortecina de la luna que se refleja en los árboles que parecen cirios mirados a través de tenue neblina como vagos fantasmas que aparecen uno tras otro girando en fascinante danza…
Y como seguía soñando, iba más bien volando que corriendo por espesas redes de zarzales y jarales floridos y olorosos, salvé un precipicio, luego un llano, más allá un arroyuelo transparente, aquí un despeñadero, allí un torrente... después llegué a un inmenso y bonito lago. Nuestro maravilloso pantano de Orellana la Vieja.