Hola a todos: Soy nieto de Severo, ahora que vivo un tiempo de madurez después de una experiencia traumática tengo tiempo y motivación para rememorar la corta vida de mi abuelo, víctima como tantos otros de esa guerra fratricida, me dedico a la historia, la arqueología, la literatura, lamento no haber viajado más por la Siberia Extremeña, tengo una deuda pendiente con vosotros, con quienes tengo vínculos emocionales, su proyecto y sus inquietudes sociales y espirituales permanecen vivos en nosotros: la estirpe extremeña y andaluza, hijos del sudor y el llanto
Hola Julio bienvenido al foro.
Esperamos tus aportaciones al mismo, y que ellas nos den a conocer a los más jóvenes la gran labor que hizo tu abuelo Severo en la localidad, igual que su obra profesional y artística.
Un afectuoso saludo.
Esperamos tus aportaciones al mismo, y que ellas nos den a conocer a los más jóvenes la gran labor que hizo tu abuelo Severo en la localidad, igual que su obra profesional y artística.
Un afectuoso saludo.
en fecha próxima voy a ir a Orellana, mi móvil: 687157052 estamos en contacto
Hola Julio tomo nota
Actualmente resido en Miranda de Ebro y mis visitas a Orellana son breves y espaciadas, me gustaría saludarte personalmente pero será difícil de coincidir.
Mi dirección de correos e “ sime1313@ono. com “.
Un cordial saludo.
Actualmente resido en Miranda de Ebro y mis visitas a Orellana son breves y espaciadas, me gustaría saludarte personalmente pero será difícil de coincidir.
Mi dirección de correos e “ sime1313@ono. com “.
Un cordial saludo.
SIME, vivo en CÓRDOBA, la ciudad donde vivieron mi abuela Concha Suárez de Urbina y Segura y mi abuelo Severo en los felices años veinte, donde Severo fundó la revista Letras Regionales, pionera del regionalismo extremeño, frencuentemente paseo por las mismas calles donde residieron y donde jugaban sus hijos, mi madre Elisa... la Plaza de Jerónimo Páez, llena de recuerdos perdidos en la vorágine del tiempo. Me gustaría coincidir y hablar de todo lo que recordamos y de lo que nos contaron aquellos ancianos venerables que se llevaron a la tumba una ingente biblioteca: todo el dolor de sus secretos más íntimos y la náusea que produce la finitud humana.