Luz ahora: 0,14080 €/kWh
Cartas a mi Prima Forera:
Buenas tardes Prima, te escribo para contarte una pequeña anécdota. No deja de ser gracioso, al menos a mí me lo parece; y es que algunas llamadas de teléfono, cuando son a ciertas horas de la madrugada y para más Inri no eres tú el destinatario, suelen despertar: mal humor, enfados y en ocasiones perder las formas. Pues bien, Prima, no es este mi caso.
Te cuento…, te cuento… Seis de la mañana, aproximadamente.
Ring…., Ring…, Ring…, (sonido del teléfono).
Descuelgo el teléfono y escucho: buenos días, cariño…
Me quedo durante unos segundos sin respuesta. Tiempo en el que la mente, a toda velocidad, trata de poner imagen a la persona que con tanta familiaridad y delicadeza me dedica ese cumplido. No lo consigo.
¡Ah…!, ¿perdón?,… termino diciendo, pero tan sumamente bajo que transporto serias dudas al otro lado de la línea.
¡Juan, eres tú, Juan!...
No, no… respondo, con voz normal, lo lamento pero no es ese mi nombre.
Discúlpeme, por favor, discúlpeme he debido de confundirme… lo siento… lo siento… perdóneme por las molestias que le haya causado…
No se preocupe, no ha habdo molestia alguna y de haber sido Juan… (trato de bromear, para quitar importancia al hecho de que se haya confundido) … estaría encantado de oir sus palabras.
…Ha sido usted muy amable. Gracias. Que tenga un buen día.
¿Quién era? Me pregunta mi mujer.
Pues… pensaba que era alguno de nuestros hijos, pero no… era una persona que se ha confundido y por error ha marcado nuestro teléfono. No te preocupes. Seguro que el destinatario de la llamada se pondrá bien contento.
Esto es todo Prima, y es que algunos errores … pues eso.
Una abrazo,
Miguel Marcos Gil "Mariquillo".
Buenas tardes Prima, te escribo para contarte una pequeña anécdota. No deja de ser gracioso, al menos a mí me lo parece; y es que algunas llamadas de teléfono, cuando son a ciertas horas de la madrugada y para más Inri no eres tú el destinatario, suelen despertar: mal humor, enfados y en ocasiones perder las formas. Pues bien, Prima, no es este mi caso.
Te cuento…, te cuento… Seis de la mañana, aproximadamente.
Ring…., Ring…, Ring…, (sonido del teléfono).
Descuelgo el teléfono y escucho: buenos días, cariño…
Me quedo durante unos segundos sin respuesta. Tiempo en el que la mente, a toda velocidad, trata de poner imagen a la persona que con tanta familiaridad y delicadeza me dedica ese cumplido. No lo consigo.
¡Ah…!, ¿perdón?,… termino diciendo, pero tan sumamente bajo que transporto serias dudas al otro lado de la línea.
¡Juan, eres tú, Juan!...
No, no… respondo, con voz normal, lo lamento pero no es ese mi nombre.
Discúlpeme, por favor, discúlpeme he debido de confundirme… lo siento… lo siento… perdóneme por las molestias que le haya causado…
No se preocupe, no ha habdo molestia alguna y de haber sido Juan… (trato de bromear, para quitar importancia al hecho de que se haya confundido) … estaría encantado de oir sus palabras.
…Ha sido usted muy amable. Gracias. Que tenga un buen día.
¿Quién era? Me pregunta mi mujer.
Pues… pensaba que era alguno de nuestros hijos, pero no… era una persona que se ha confundido y por error ha marcado nuestro teléfono. No te preocupes. Seguro que el destinatario de la llamada se pondrá bien contento.
Esto es todo Prima, y es que algunos errores … pues eso.
Una abrazo,
Miguel Marcos Gil "Mariquillo".
