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ORELLANA LA VIEJA: ¡Hola amigo Timoteo! Gracias a Dios no me ha pasado...

¡Hola amigo Timoteo! Gracias a Dios no me ha pasado nada. Se trata de lo siguiente. Ya lo puse hace días en el foro, pero te pongo parte de lo que ya puse en su día.
Aparte de mi trabajo como profesor de español, hago viajes a Bosnia y Hercegovina fomentando el diálogo entre católicos, ortodoxos y musulmanes. Además, se presta ayuda humanitaria concreta: ropas, alimentos, ayuda económica, adopciones a distancia a muchas familias, las hay con 7 y 8 hijos, pero sobretodo es importante el apoyo moral: escuchar y compartir con las gentes sus problemas y de esta manera darles esperanza, de la que están tan faltos a causa de una especie de abandono que sufren por parte de las intituciones. Cuando vas a sus casas te abren sus puertas y comparten la poca comida que ellos tienen en su casas humildes.
A unos 30 kms de Mostar hay un pueblo llamado Medjugorje, dentro de él se encuentra la llamada aldea de la madre, es un centro para los huérfanos de la guerra reciente que hubo, un grupo de personas trabajan para darles el cariño que la guerra les arrebato: sus queridos padres. En ella están faltos de lo más elemental y se estan recogiendo fondos para crearles espacios dignos, escuela, comedores, servicios sanitarios ecc.
Hubo la guerra, acabó aparentemente, pero siguen habiendo otras necesidades y heridas que sólo se pueden curar compartiendo con ellos sus dramas. Es verdad que hay ayudas a niveles gubernamentales pero no son suficientes. A 60 kms. de Zagreb, existe el llamado Centro Mariápolis Faro, desde donde se coordinan y gestionan las ayudas. Ya en tiempo de la guerra, se distribuían a través de los corredores humanitarios todas las ayudas que venían del exterior, sin distinción de fe religiosa, recuerdo cuando vivía en Eslovenia visitábamos los campos de refugiados en Postojna y de un barrio de Liubliana, la capital de Eslovenia. Un gran amigo esloveno ya fallecido Stanko Sustercic, recibió el reconocimiento oficial del gobierno de Bosnia por la ayuda prestada a la comunidad musulmana. Él y su mujer Anita enjugaron con su cariño muchas lágrimas. En fin, estaría toda la tarde contando sobre estas experiencias pero no quiero cansaros. Tengo algunas fotos, no muchas, que puedo mostraroslas cuando vaya a Orellana en los primeros dias de agosto.
Un fuerte abrazo.
Demetrio