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ORELLANA LA VIEJA: Juan Eusebio, dónde está la continuación de este texto...

Antes de pasar adelante, yo quisiera hacer un pequeño bosquejo de la figura notabilísima de la que fuera esta bella imagen, y temo no poder desempeñarlo con todo el acierto y rigor que se merece; pero también creo que sin el menor inconveniente ni faltar al gran respeto que el asunto exige, puede cumplirse perfectamente, movido solo de la gran devoción que tengo a esta bendita y sagrada imagen.
El color de esta bella efigie era trigueño oscuro, rostro hermoso y perfectamente delineado con las más expresivas formas en todas y cada una de sus partes.
Representaba a Jesucristo muerto en la cruz, con la cabeza inclinada hacia el lado derecho, rebosando majestad y hermosura, con los brazos muy estirados y abiertos sobre la cruz, que parecía nos quisiera abrazar; tenía la particularidad de tener cruzadas las piernas de las rodillas para abajo y los pies cruzados, pero en sentido contrario formando así dos cruces. Por la parte de la espalda estaba sin pulimentar, y la sangre que mana de sus llagas, y su corona de espinas, estaba perfectamente representada. Su estatura era de un metro y treinta centímetros, y todo el conjunto constituía la figura mas respetable, digna y agraciada que pudo hacer el escultor más eminente.
También dice la tradición que esta santa y preciosa imagen, es una de las pocas que hizo el bien aventurado Nicodemus.

Recorriendo la historia de las veces que esta santa imagen ha salido en procesión de rogativas en las grandes sequías (que era y es cuando únicamente se le saca de su trono), solo se remonta a una fecha muy reciente; el año 1859 en el que se hizo la procesión el día 10 de Abril y llovió el 11. También se sabe por la tradición, que en una ocasión se saco en procesión al Santísimo Cristo dos veces durante los días de su novena sin que nada se diga respecto al intervalo de estas dos procesiones, ni tampoco su fecha.
En una ocasión se hizo procesión de rogativas con nuestro Santísimo Cristo, estaba el tiempo muy seco (como generalmente ocurre siempre que sale de su Iglesia, y el cielo claro hacia ya mucho tiempo, y cuando va por la Cruz de Acedera apareció en el cielo un nublado pequeño a manera de montecito, el cual fue aumentando rápidamente y cuando la procesión pasaba por el coso y calle del Paular tuvieron que tirar unas capar por encima de las imágenes para protegerlas de la lluvia que torrencialmente caía; no dicen la fecha, y esto debía haber sido bastante antes del año 1859.

El orden de fechas que después ha salido en procesión el Santísimo Cristo es el siguiente:
El 29 de Abril de 1863. El 22 de Marzo de 1868. El 21 de Marzo de 1874. El 2 de Abril de 1882. El 17 de Mayo de 1891, este año, durante el recorrido de la procesión, el cielo se nubló y cuando esta bajaba por la calle Corredera comenzó a caer una lluvia finísima pero bien perceptible. Ya en la calle Paular (hoy Pedrilla) y la plaza de la Concordia (después coronel Nieto y actualmente de Extremadura) la lluvia aumentó y tuvieron que aligerar el paso para que no se calaran las imágenes; y estando la procesión ya en este sitio y a la entrada de la iglesia se disolvió en poco rato con motivo de la lluvia.
El 21 de Abril de 1896. El 17 de Abril de 1903, lloviendo el día 19 a las 6 de la tarde. El 19 de Abril de 1905, aquel día se nubló y el día 20 amaneció lloviendo.
El año 1917, extraordinario por el tiempo y efectos, debiera ser siempre memorable para los vecinos de Orellana, porque las grandes fechas nunca deben olvidarse. En este año se hizo de rogativas con el Santísimo Cristo el día 20 de Diciembre, pues no había vuelto a llover desde el mes de Mayo, excepto una nube que pasó por determinados sitios el día 11 de Septiembre; ya que estaba el campo tan yermo y tan seco, que jamás se había conocido tanta sequía, y a últimos de Octubre y primeros de Noviembre los labradores, hartos ya de sembrar en seco habían, casi todos, suspendido las faenas de siembra; ya la sementera se iba abandonando sin haber sembrado la mitad de los terrenos. A últimos de Noviembre y primeros de Diciembre comenzamos la recolección de la aceituna, con tiempo claro y mucho calor, impropio de la estación, que quebrantando las leyes de la naturaleza se mostraba ingrata y amenazadora. Ya lo pasaban mal los ganados, pues los campos estaban apurados; tampoco se encontraba quien vendiera grano, pues los que los tenían en mayor o menor cantidad, despreciaron los altos precios de éstos y los reservaban para sí. Ya pensaban en que si Dios Nuestro Señor no se apiadaba de ellos les esperaban días muy tristes. Ya también pensaban en que no les quedaba otro remedio que el de acudir al Santísimo Cristo de la Capilla, como lo habían hecho en otras ocasiones.
La siutacion… (CONTINUARÁ)

Juan Eusebio, dónde está la continuación de este texto maravilloso?