Muchachos y muchachachas.
Desde ayer merodean las tormentas por las tierras de Orellana atronando a todo aquel que a su balcón se asomara, el cielo cambia de color encapotados suspiros de un aire que a la vez vago y simple no corre como debe para que el tiempo apremie las finas gotas de agua que pudieran caer a una tierra que grita con los brazos abiertos así se produjera ese momento que tanto se espera por esta fecha, para bien hacer honor a nuestro Cristo y Señor.
Hoy ultimo día de estas fiesta, en estos momentos el personal de este pueblo está comiendo migas con melón un manjar que no se merece perder pues los que las hacen los sale pero que bien.
Las grandes colas que esperan a recibir el manjar mirando todos a un cielo oscuro tupido de nublados turbios acompañado de una ligera brisa mañanera que hace que las gentes cojan sus rebecas para así aguantar en la cola a recibir el manjar que de noche ellos devoran algunos con ansiedad.
Muchachos y muchachachas, despidamos nuestra fiesta.
VIVA EL CRISTO DE LA CAPILLA.
Desde ayer merodean las tormentas por las tierras de Orellana atronando a todo aquel que a su balcón se asomara, el cielo cambia de color encapotados suspiros de un aire que a la vez vago y simple no corre como debe para que el tiempo apremie las finas gotas de agua que pudieran caer a una tierra que grita con los brazos abiertos así se produjera ese momento que tanto se espera por esta fecha, para bien hacer honor a nuestro Cristo y Señor.
Hoy ultimo día de estas fiesta, en estos momentos el personal de este pueblo está comiendo migas con melón un manjar que no se merece perder pues los que las hacen los sale pero que bien.
Las grandes colas que esperan a recibir el manjar mirando todos a un cielo oscuro tupido de nublados turbios acompañado de una ligera brisa mañanera que hace que las gentes cojan sus rebecas para así aguantar en la cola a recibir el manjar que de noche ellos devoran algunos con ansiedad.
Muchachos y muchachachas, despidamos nuestra fiesta.
VIVA EL CRISTO DE LA CAPILLA.