ACARREAR EL AGUA
Hasta que se trajo el agua del pantano y todas las casas del pueblo pudieron contar con ella, era una tarea muy fatigosa acarrear el agua potable para el hogar. La mayoría disponían de pozos para las tareas de limpieza y para los animales pero para beber y cocinar era necesario traerla de las fuentes públicas con cántaros de “barro” o latón. Y eran una vez más las mujeres las encargadas de esta tarea. Es verdad que muchas veces las caballerías, con unas AGUAERAS capaces de cargar cuatro cántaros, transportaban el líquido elemento pero no era raro ver a las mujeres, que cargando un cántaro a la cabeza y otro “ AL CUADRIL” (cadera) abastecían a la familia de tan necesario líquido. Las que así lo hacían disponían de una RODILLA circular hecha de tela, para la cabeza y de una almohadilla que se ataba a la cintura donde apoyaban los cátaros lógicamente para no hacerse daño en esas partes del cuerpo. En las casas había un lugar muy especial denominado CANTARERA, normalmente debajo de las escaleras del DOBLADO donde, además de los cátaros, había tinajas de barro y EL BOTE que tenía otra forma que las tinajas pero que servía igualmente para almacenar agua. Para impedir la entrada del polvo de la casa, insectos etc. Se contaba con tapaderas de madera con un asa y encima de éstas, “bocaabajo,” estaban los vasos de aluminio o porcelana que los miembros de la familia, para apagar la sed, utilizaban comunmente. Colgada en la pared solía haber un madera horizontal, con agujeros grandes, para sostener algunos PORRONES.
Durante muchos años hubo en nuestro pueblo tres fuentes: una la “ Fuente del agua basta”, que procedente de un manantial, in situ, daba agua para los hogares, el resto, porque sus dos caños siempre estaban “cayendo”, se depositaba en “el pilar” donde bebían las numerosísimas bestias que había en el pueblo. Otra, de agua “fina” procedente de “El Caño de la Sierra”, estaba en la plaza ubicada aproximadamente donde ahora está la entrada oeste de la misma. Luego estaba “El depósito”, en el barrio de La Cruz, que era donde se almacenaba esta agua después de la larga conducción por el Sevellar, y que disponía de un caño donde la gente podía coger agua. Más tarde se quitó la fuente de la plaza y se colocó cerca de la fuente del agua basta.
Hasta que se trajo el agua del pantano y todas las casas del pueblo pudieron contar con ella, era una tarea muy fatigosa acarrear el agua potable para el hogar. La mayoría disponían de pozos para las tareas de limpieza y para los animales pero para beber y cocinar era necesario traerla de las fuentes públicas con cántaros de “barro” o latón. Y eran una vez más las mujeres las encargadas de esta tarea. Es verdad que muchas veces las caballerías, con unas AGUAERAS capaces de cargar cuatro cántaros, transportaban el líquido elemento pero no era raro ver a las mujeres, que cargando un cántaro a la cabeza y otro “ AL CUADRIL” (cadera) abastecían a la familia de tan necesario líquido. Las que así lo hacían disponían de una RODILLA circular hecha de tela, para la cabeza y de una almohadilla que se ataba a la cintura donde apoyaban los cátaros lógicamente para no hacerse daño en esas partes del cuerpo. En las casas había un lugar muy especial denominado CANTARERA, normalmente debajo de las escaleras del DOBLADO donde, además de los cátaros, había tinajas de barro y EL BOTE que tenía otra forma que las tinajas pero que servía igualmente para almacenar agua. Para impedir la entrada del polvo de la casa, insectos etc. Se contaba con tapaderas de madera con un asa y encima de éstas, “bocaabajo,” estaban los vasos de aluminio o porcelana que los miembros de la familia, para apagar la sed, utilizaban comunmente. Colgada en la pared solía haber un madera horizontal, con agujeros grandes, para sostener algunos PORRONES.
Durante muchos años hubo en nuestro pueblo tres fuentes: una la “ Fuente del agua basta”, que procedente de un manantial, in situ, daba agua para los hogares, el resto, porque sus dos caños siempre estaban “cayendo”, se depositaba en “el pilar” donde bebían las numerosísimas bestias que había en el pueblo. Otra, de agua “fina” procedente de “El Caño de la Sierra”, estaba en la plaza ubicada aproximadamente donde ahora está la entrada oeste de la misma. Luego estaba “El depósito”, en el barrio de La Cruz, que era donde se almacenaba esta agua después de la larga conducción por el Sevellar, y que disponía de un caño donde la gente podía coger agua. Más tarde se quitó la fuente de la plaza y se colocó cerca de la fuente del agua basta.