EL NOVIAZGO III.
Porque así era: mientras no se hacía LA PEDIDA de la novia por parte de la familia del novio, en que intercambiaban algunos regalos, éste no tenía libre acceso a la casa de su amada. Con este acto se formalizaban las relaciones y ya puede él compartir, por ejemplo en los inviernos, el cálido brasero de la camilla, en cuyo alrededor se sienta también la familia y que dispone de unas faldillas que, no solo guardan el calor sino que también ocultan las manos ávidas de caricias del novio que se sienta al lado de su enamorada estando prestas a actuar aprovechando LAS CABEZÁS que dan el padre y la madre después de un duro día de trabajo.
Si a partir de la PEDIDA el novio podía frecuentar la casa de su novia, no era así con ésta que solo lo podía hacer en los días cercanos a la boda. Es más la moza no podía pasar ni siquiera por la calle donde vivía su mozo. Tanto era así que cuando una procesión pasaba por la calle del novio, acompañada de alguna amiga, daba un rodeo por otras calles para unirse después, cuando ya hubiera pasado la casa en cuestión, al resto de la manifestación religiosa. ¡Hasta ese punto eran de inflexibles las normas de nuestros antepasados en lo referente al noviazgo ¡.
Y no queremos decir nada si alguna pareja tenía un desliz con resultado de embarazo: Durante los nueve meses la novia no salía de casa, se casaba de noche o de madrugada, por supuesto sin traje blanco, no se celebraba la boda y por siempre y para siempre quedaría estigmatizada ¡“ Esa quedó “ preñá” de moza ¡
Porque así era: mientras no se hacía LA PEDIDA de la novia por parte de la familia del novio, en que intercambiaban algunos regalos, éste no tenía libre acceso a la casa de su amada. Con este acto se formalizaban las relaciones y ya puede él compartir, por ejemplo en los inviernos, el cálido brasero de la camilla, en cuyo alrededor se sienta también la familia y que dispone de unas faldillas que, no solo guardan el calor sino que también ocultan las manos ávidas de caricias del novio que se sienta al lado de su enamorada estando prestas a actuar aprovechando LAS CABEZÁS que dan el padre y la madre después de un duro día de trabajo.
Si a partir de la PEDIDA el novio podía frecuentar la casa de su novia, no era así con ésta que solo lo podía hacer en los días cercanos a la boda. Es más la moza no podía pasar ni siquiera por la calle donde vivía su mozo. Tanto era así que cuando una procesión pasaba por la calle del novio, acompañada de alguna amiga, daba un rodeo por otras calles para unirse después, cuando ya hubiera pasado la casa en cuestión, al resto de la manifestación religiosa. ¡Hasta ese punto eran de inflexibles las normas de nuestros antepasados en lo referente al noviazgo ¡.
Y no queremos decir nada si alguna pareja tenía un desliz con resultado de embarazo: Durante los nueve meses la novia no salía de casa, se casaba de noche o de madrugada, por supuesto sin traje blanco, no se celebraba la boda y por siempre y para siempre quedaría estigmatizada ¡“ Esa quedó “ preñá” de moza ¡
Hola Antonio, buenas tardes, tus historias me gustan mucho, sigue asi, porque nos entretienes bastante