El enclave se integraba en la Serena como posesión de la Orden de Alcántara, con rango de Encomienda. En 1472 el Comendador de la misma, Diego de
Córdoba, solicitó al Maestre Gómez de
Cáceres y Solís autorización para fundar en sus territorios un poblado, siéndole concedida ese mismo año. Esta es, pues, la fecha de la fundación de Peraleda. Como estímulo para su asentamiento, los que llegaran a establecerse en él quedarían exentos de abonar tributos durante diez años. En 1748 el lugar obtuvo la categoría de Villa exenta.