EXTREMADURA.-“EL ANTES”
Mitad extrema mitad dura, grande por extensión son los limites de su región, con la grandeza paralela a su nobleza, pura cómo las aguas de sus arroyos, limpia cómo el aire que filtra sus sierras, luce de guapa con las capas multicolores de sus dehesas, divina como la virgen de Guadalupe, tierra dotada de natural elegancia, elegancia que le depara la madre naturaleza.
En todos y cada uno de sus rincones puedes encontrar tierras y personas... agrestes o sorprendentes, maravillosas o prudentes, generosas o valientes, tierras y personas, las más, de humilde situación... porque así lo quisieron más de dos, de los cuales puedo asegurar que ninguno de ellos soy yo.
EXTREMADURA
Poderosa por convicción en toda su larga y ancha extensión, forjada en lo divina de su doctrina, de letras "chiquininas" se nutre su filosofía y de hechos grandiosos le salpica los retazos de su historia, expone en lo más alto de su estandarte de noble y pura. Sí, así es mi Extremadura y también la suya... si quiere vivir en ella como un extremeño más o simplemente nos quiere visitar.
EXTREMADURA
Tiene áridos campos teñidos de grandes y poderosas encinas que minan su tierra de raíces profundas, donde nace y crece el pedigrí que le da forma a nuestros viejos orígenes de belloteros, ¡por cierto! muy orgullosos de serlos.
Con tu valle del Jerte y tus tierras de barros, de bravas sierras y ondulados campos, de ciudades medievales hechas para sacar postales, de circos romanos y de puentes hermanos, de verbenas de feria y bares de copas, de tertulias cortas y risas sueltas, de campesinos con manos duras y corazón noble, de gente desesperada que le pide a la autoridad un pasaporte para emigrar a otras tierras que no son las suyas...
EXTREMADURA
Extremeños de pasos cortos y prisas... de largo recorrido y poco contenido, empleados de verbo fácil y diálogos sugestivos, agricultores que cuando miran lo hacen de frente y no dan la espalda al que está presente. Esperan sin agravio comparativo salir del pozo donde están metidos, no los dominan las ansias del tener, ni saben que es sed de venganza, tienen dos opciones validas... la libertad y la esperanza, mientras miran hacia ese futuro con serenidad y descaro, sabedores de que muy pronto podrán alcanzarlo por el camino más honrado... su trabajo.
EXTREMADURA
Surcada por miles de arados, de secano son tus explanadas y de regadío tus cuencas del Guadiana y el Tajo y, cuando reinan los calores de un sofocante verano, una canina abrasiva domina durante el día y le da paso a esas noches con brisas de terciopelo y aroma de tierra bañada por el rocío, esto hace que la noche en mi Extremadura sea lo mejor de aquel día, que siendo también de día, no se parece en nada a otros días de otras ciudadanías.
EXTREMADURA
Poblada de rastrojos blancos, sabanas de olivos plateados y mantos de encinas negras, tierra de gente que patean los surcos detrás de sus arados, parcelas regadas por más de cien pantanos, primavera de ensueño, donde se puede ver de mil colores tus envidiables “trozitos” de campos, otoños grises de nubes blancas y hojas secas que sin ton ni son vuelan... sin un destino fijo que marque las metas de su recorrido, inviernos fríos de vivas “candelas” y humo negro en las chimeneas, donde arden a fuego lento pesados leños y se “asa” el “pestorejo” de un “guarro” negro.
EXTREMADURA
De ganaderos y labradores, de pastores que en su momento ejercieron de conquistadores al otro lado de los mares y a España entera de gloria la coronaron, sin pedir cosa alguna a cambio, ni tirar de privilegios agazapados para sacar pecho cuando domina el despecho, ni siquiera alzar la voz con desagrado cuando las cosas que pasan a su alrededor no son de su agrado, ni poner comparaciones con los compañeros de al lado cuando la gloria estaba de su lado, ni por supuesto vivir de los logros de otros logros que hoy no son más que letras de oro... para la historia de tantas leyendas parida por aquellos hijos de Extremadura.
Conquistadores extremeños, gente del pueblo llano, sus hazañas se pagaron escuetamente y por decreto muchos años después de un conquistador muerto, con una estatua en la Plaza del pueblo, para ensalzarlos ante sus ciudadanos y servir de paso para hacerse con él la foto algún turista despistado, preguntando:
¿Quién es éste caballero montado a caballo?
Y un viejo sin ira, sí, lleno de todo lo contrario, le responda con agrado:
El que hizo de España un imperio tan grande, que al sol nunca se le identificó como forastero de nuestro suelo... Y hete ahí, que ni siquiera entonces pedimos ser los únicos en disfrutar con lo conseguido por los nuestros, ser generoso con el resto peninsular, es el reto más grandioso que un extremeño tiene por objeto ayer y hoy.
EXTREMADURA
De emigrantes que no tuvieron una sola oportunidad de aquellos que las tierras le sobraban, tierras que solo servían de escaparate para el poder y el dinero, de tu lado Extremadura sin tu tener culpa alguna, con su desgana nos sacaron, emigrantes que a su tierra querían y a su tierra dejaron, para amasar pan para otros pueblos a cambio de un mísero dinero, emigrantes que se buscan la vida lejos de sus casas, lejos de sus costumbres, lejos de sus amigos.
Tierra que nos vio nacer, tierra que nos vio alejarnos secándonos las lagrima de un adiós sin retorno ni fecha en el calendario, tierra de nuestros amores, de la cual muchos cómo yo a pesar de los pesares no incuba rencores de nuestros indirectos y desafortunados detractores... Cuantas lagrimas cayeron sobre el asfalto de esas calles sin dioses, al recibir una carta con el matasello de España y el remite de un pueblo... extremeño
Mitad extrema mitad dura, grande por extensión son los limites de su región, con la grandeza paralela a su nobleza, pura cómo las aguas de sus arroyos, limpia cómo el aire que filtra sus sierras, luce de guapa con las capas multicolores de sus dehesas, divina como la virgen de Guadalupe, tierra dotada de natural elegancia, elegancia que le depara la madre naturaleza.
En todos y cada uno de sus rincones puedes encontrar tierras y personas... agrestes o sorprendentes, maravillosas o prudentes, generosas o valientes, tierras y personas, las más, de humilde situación... porque así lo quisieron más de dos, de los cuales puedo asegurar que ninguno de ellos soy yo.
EXTREMADURA
Poderosa por convicción en toda su larga y ancha extensión, forjada en lo divina de su doctrina, de letras "chiquininas" se nutre su filosofía y de hechos grandiosos le salpica los retazos de su historia, expone en lo más alto de su estandarte de noble y pura. Sí, así es mi Extremadura y también la suya... si quiere vivir en ella como un extremeño más o simplemente nos quiere visitar.
EXTREMADURA
Tiene áridos campos teñidos de grandes y poderosas encinas que minan su tierra de raíces profundas, donde nace y crece el pedigrí que le da forma a nuestros viejos orígenes de belloteros, ¡por cierto! muy orgullosos de serlos.
Con tu valle del Jerte y tus tierras de barros, de bravas sierras y ondulados campos, de ciudades medievales hechas para sacar postales, de circos romanos y de puentes hermanos, de verbenas de feria y bares de copas, de tertulias cortas y risas sueltas, de campesinos con manos duras y corazón noble, de gente desesperada que le pide a la autoridad un pasaporte para emigrar a otras tierras que no son las suyas...
EXTREMADURA
Extremeños de pasos cortos y prisas... de largo recorrido y poco contenido, empleados de verbo fácil y diálogos sugestivos, agricultores que cuando miran lo hacen de frente y no dan la espalda al que está presente. Esperan sin agravio comparativo salir del pozo donde están metidos, no los dominan las ansias del tener, ni saben que es sed de venganza, tienen dos opciones validas... la libertad y la esperanza, mientras miran hacia ese futuro con serenidad y descaro, sabedores de que muy pronto podrán alcanzarlo por el camino más honrado... su trabajo.
EXTREMADURA
Surcada por miles de arados, de secano son tus explanadas y de regadío tus cuencas del Guadiana y el Tajo y, cuando reinan los calores de un sofocante verano, una canina abrasiva domina durante el día y le da paso a esas noches con brisas de terciopelo y aroma de tierra bañada por el rocío, esto hace que la noche en mi Extremadura sea lo mejor de aquel día, que siendo también de día, no se parece en nada a otros días de otras ciudadanías.
EXTREMADURA
Poblada de rastrojos blancos, sabanas de olivos plateados y mantos de encinas negras, tierra de gente que patean los surcos detrás de sus arados, parcelas regadas por más de cien pantanos, primavera de ensueño, donde se puede ver de mil colores tus envidiables “trozitos” de campos, otoños grises de nubes blancas y hojas secas que sin ton ni son vuelan... sin un destino fijo que marque las metas de su recorrido, inviernos fríos de vivas “candelas” y humo negro en las chimeneas, donde arden a fuego lento pesados leños y se “asa” el “pestorejo” de un “guarro” negro.
EXTREMADURA
De ganaderos y labradores, de pastores que en su momento ejercieron de conquistadores al otro lado de los mares y a España entera de gloria la coronaron, sin pedir cosa alguna a cambio, ni tirar de privilegios agazapados para sacar pecho cuando domina el despecho, ni siquiera alzar la voz con desagrado cuando las cosas que pasan a su alrededor no son de su agrado, ni poner comparaciones con los compañeros de al lado cuando la gloria estaba de su lado, ni por supuesto vivir de los logros de otros logros que hoy no son más que letras de oro... para la historia de tantas leyendas parida por aquellos hijos de Extremadura.
Conquistadores extremeños, gente del pueblo llano, sus hazañas se pagaron escuetamente y por decreto muchos años después de un conquistador muerto, con una estatua en la Plaza del pueblo, para ensalzarlos ante sus ciudadanos y servir de paso para hacerse con él la foto algún turista despistado, preguntando:
¿Quién es éste caballero montado a caballo?
Y un viejo sin ira, sí, lleno de todo lo contrario, le responda con agrado:
El que hizo de España un imperio tan grande, que al sol nunca se le identificó como forastero de nuestro suelo... Y hete ahí, que ni siquiera entonces pedimos ser los únicos en disfrutar con lo conseguido por los nuestros, ser generoso con el resto peninsular, es el reto más grandioso que un extremeño tiene por objeto ayer y hoy.
EXTREMADURA
De emigrantes que no tuvieron una sola oportunidad de aquellos que las tierras le sobraban, tierras que solo servían de escaparate para el poder y el dinero, de tu lado Extremadura sin tu tener culpa alguna, con su desgana nos sacaron, emigrantes que a su tierra querían y a su tierra dejaron, para amasar pan para otros pueblos a cambio de un mísero dinero, emigrantes que se buscan la vida lejos de sus casas, lejos de sus costumbres, lejos de sus amigos.
Tierra que nos vio nacer, tierra que nos vio alejarnos secándonos las lagrima de un adiós sin retorno ni fecha en el calendario, tierra de nuestros amores, de la cual muchos cómo yo a pesar de los pesares no incuba rencores de nuestros indirectos y desafortunados detractores... Cuantas lagrimas cayeron sobre el asfalto de esas calles sin dioses, al recibir una carta con el matasello de España y el remite de un pueblo... extremeño