Para muchos nuestro árbol señero es el viejo alcornoque, el Quercus súber, convertido en símbolo del suroeste peninsular.
Las peculiares características ecológicas y productivas del alcornoque han hecho de este árbol forestal uno de los más indicados para la repoblación en el ámbito extremeño.
El refranero español dice así de su dureza: "Al alcornoque no hay palo que le toque, sino la encina, que le quiebra la costilla, o sino la carrasca, que le casca"
Las peculiares características ecológicas y productivas del alcornoque han hecho de este árbol forestal uno de los más indicados para la repoblación en el ámbito extremeño.
El refranero español dice así de su dureza: "Al alcornoque no hay palo que le toque, sino la encina, que le quiebra la costilla, o sino la carrasca, que le casca"