La ONU alerta de la disminución de colonias de abejas por los insecticidas y la contaminación
El número de colonias de abejas -responsables de la polinización, esencial para garantizar la alimentación de la humanidad- está disminuyendo en varias partes del mundo, en parte por el uso extendido de insecticidas y otros químicos, así como por la contaminación. Un informe científico de la ONU sobre los desórdenes y amenazas contra los insectos polinizadores, presentado ayer, advierte de que «el declive de los polinizadores necesarios para alimentar a la creciente población mundial continuará si no hay cambios profundos en la manera en que los seres humanos manejan el planeta».
Un número cada vez mayor de químicos utilizados en la agricultura se han mostrado «perjudiciales o tóxicos para las abejas», mientras que los cambios en los periodos de floración de las plantas y de los patrones de lluvia constituyen otra grave amenaza, afirma el documento.
Los científicos también alertan sobre la eventual pérdida en las próximas décadas de unas 20.000 especies de plantas que florecen y de las que muchas especies de abejas dependen para su alimentación. Solo esfuerzos serios de conservación podrían contrarrestar esa tendencia.
Las abejas -salvajes y domesticadas- juegan un rol fundamental en la cadena alimenticia, pues de la polinización dependen muchas frutas, frutos secos, vegetales, legumbres y semillas de cultivos, en suma la seguridad alimentaria.
El número de colonias de abejas -responsables de la polinización, esencial para garantizar la alimentación de la humanidad- está disminuyendo en varias partes del mundo, en parte por el uso extendido de insecticidas y otros químicos, así como por la contaminación. Un informe científico de la ONU sobre los desórdenes y amenazas contra los insectos polinizadores, presentado ayer, advierte de que «el declive de los polinizadores necesarios para alimentar a la creciente población mundial continuará si no hay cambios profundos en la manera en que los seres humanos manejan el planeta».
Un número cada vez mayor de químicos utilizados en la agricultura se han mostrado «perjudiciales o tóxicos para las abejas», mientras que los cambios en los periodos de floración de las plantas y de los patrones de lluvia constituyen otra grave amenaza, afirma el documento.
Los científicos también alertan sobre la eventual pérdida en las próximas décadas de unas 20.000 especies de plantas que florecen y de las que muchas especies de abejas dependen para su alimentación. Solo esfuerzos serios de conservación podrían contrarrestar esa tendencia.
Las abejas -salvajes y domesticadas- juegan un rol fundamental en la cadena alimenticia, pues de la polinización dependen muchas frutas, frutos secos, vegetales, legumbres y semillas de cultivos, en suma la seguridad alimentaria.