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PUEBLA DE OBANDO: Cáceres. A vista de cigüeña ...

Cáceres. A vista de cigüeña
Nada le falta para alcanzar la perfección al encantador casco histórico de la ciudad

Veamos. 60 nidos de cigüeña. Contados. Sufridos. Porque no es raro que el peso de los nidos sea tal que una torre o un tejado se derrumben. El sonido de sus picos y el aleteo acompañan a los visitantes en el paseo por la que es, al mismo tiempo, Ciudad Patrimonio de la Humanidad y capital de las cigüeñas. Y es que Cáceres tiene mucho más que nidos, que no son mala atracción. 12.000 de las 35.000 que hay en España anidan en la provincia. A unos kilómetros del casco urbano, en las inmediaciones del Hotel Fontecruz (lugar elegido por la gente de la zona para celebrar bodas y comuniones al aire libre), se han habilitado decenas de palos que pueden soportar el peso de más de una tonelada que pueden alcanzar estas casas en las alturas.
La existencia de este tipo de urbanizaciones solo para cigüeñas hará posible que las torres de la capital se mantengan intactas. En la muralla hay 22. Solo una de origen cristiano. El resto fueron construidas por los musulmanes para defender una ciudad que fue colonia romana en el siglo I antes de Cristo. Pueden visitarse la Torre del Horno y la de Bujaco, ambas con funciones más didácticas que defensivas. En la de Bujaco está el Centro de Interpretación de las Tres Culturas, un repaso a la historia musulmana, judía y cristiana de la ciudad.
Y es una buena manera de imaginarse cómo era vivir en la ciudad amurallada, oteando el horizonte desde los 25 metros de altura de la torre y viendo discurrir un pequeño río a los pies de la estructura defensiva. Hay otros museos en Cáceres, declarada Tercer Conjunto Monumental de Europa en 1968 (después de Praga y Tallin) y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986.
No está mal ir a echarles un ojo para entender un poco una ciudad que se conserva casi como debió ser hace siglos. En la Ciudad Monumental viven solo 3.000 personas, entre calles empedradas, iglesias y palacios. Solo los residentes pueden entrar con el coche, así que el decorado es perfecto. En el Centro Turístico Cáceres Galarza (Plaza Obispo Galarza, lugar de aparcamiento) ofrecen toda la información para preparar la visita.
Callejeando
En el Centro de Interpretación de las Comarcas de la Provincia de Cáceres, en el Palacio de Carvajal, animan a recorrer la provincia para descubrir trajes típicos, tradiciones y, por supuesto, increíbles productos con denominación de origen. Antes de salir corriendo para allá, que dan ganas, merece la pena acercarse a la higuera de medio siglo que hay en su jardín, junto a la torre vigía del siglo XII.
Callejeando se llega hasta el aljibe, en la Plaza de las Veletas (donde está el museo de historia y arte). Se dice que fue mezquita antes de ser utilizado como pozo público. Y por allí anda también el palacio Toledo-Moctezuma, construido por un nieto de princesa azteca. Para no perderse nada, entre tanto palacio, torre, iglesia y arco, se puede contratar una visita guiada con la Asociación de Guías Turísticos (t927217237).
El único ‘pero’ que le pondrán algunos es que hasta hace bien poco apenas había locales de hostelería en la Ciudad Monumental. Eso está cambiando. Prueba de ello es que el restaurante más famoso de la zona (con dos estrellas Michelín y más de 700 referencias de vino) acaba de trasladarse allí. Se llama Atrio, está en la Plaza de San Mateo 1, y es el lujo extremeño (120 euros de media). Ocupa parte de un edifico restaurado para alojar el Hotel Relais-Châteaux y ha sido objeto de varios reportajes de arquitectura.

Para picar
La Cacharrería. Decoración barroca y tapas fusión como el atún de almadraba macerado en soja o el ciervo con setas shiitake y buenas copas. (Orellana, 1)

Para comer
La Tapería de la Torre. Una enorme albóndiga de retinto, el crujiente de morcilla de liebre y la tabla de quesos. (Plaza de San Mateo