-25% solo aquí

SAN PEDRO DE MERIDA: Hasta la aparición de las armas de fuego en el s. XIV...

Gracias por la poesía que está dedicada al padre de Josefina

El arte de hacer la guerra fue desarrollado por los griegos que fueron los inventores de la infantería pesada y de la formación en falanges, y también por los generales romanos que idearon una enorme multitud de instrumental bélico especialmente para atacar fortificaciones.

Hasta la aparición de las armas de fuego en el s. XIV la guerra consistía básicamente en una lucha en la que predominaba el movimiento y el choque entre la acción de los hombres y los animales. A finales de la Edad Media, se formaron los primeros ejércitos mercenarios de infantería que serían po-tenciados por las monarquías absolutas y en los que se impuso progresivamente la artillería. En la primera mitad del s. XVI, se formó en España el tercio, que fue la unidad básica del ejército hasta la creación de los primeros regimientos en el s. XVII. Posteriormente Carlos III fue el que introdujo el sistema de leva de quintas obligatorias. A partir de la Revolución industrial el perfeccionamiento del armamento exigió la creación de nuevas técnicas de combate. La potencia de las armas de fuego res-tringió el movimiento y convirtió los combates en un enfrentamiento estático y sangriento. La inven-ción del motor transformó nuevamente la estrate-gia militar que volvía a ser móvil debido ha la mo-torización y a la mecanización de las fuerzas te-rrestres, a las nuevas posibilidades de la marina y ha la creación de las fuerzas aéreas. Este cambio tecnológico implicó la extensión de los conflictos a escala mundial y el sometimiento de la población civil a sus efectos destructivos. En este sentido, los sucesivos progresos científicos y tecnológicos de la industria bélica han tenido un creciente efecto catastrófico sobre la humanidad evidenciado a partir de la II Guerra Mundial con la utilización de las armas nucleares, químicas y biológicas.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
El discurso ético y moral sobre el fenómeno de la guerra ha estado intrínsecamente asociado a la reflexión sobre la paz. Las consideraciones sobre su justicia o injusticia, sobre su licitud o ilicitud, so-bre su necesidad o evitabilidad, son relativamente recientes y han dependido de condicionantes histó-ricos y culturales. En épocas todavía cercanas, las naciones se enorgullecían de su belicosidad, de sus triunfos sobre el enemigo, sentimientos de los que derivaban mitos y héroes nacionales. Todavía hoy, en el ámbito internacional, el peso de los estados viene determinado por su potencial militar. Sin embargo, las consecuencias devastadoras de los últimos conflictos mundiales han alertado a la opinión mundial y han reducido la existencia de armas nucleares a efectos supuestamente disuasorios, basados en la amenaza que supone su existencia y almacenamiento. ... (ver texto completo)