Tener valor y prudencia.
Hasta las líebres se atreven con el león muerto.
Con el valor no hay bromas.
Si se cede en lo primero, también habrá que ceder en lo segundo, y así hasta el final.
Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo.
Hasta las líebres se atreven con el león muerto.
Con el valor no hay bromas.
Si se cede en lo primero, también habrá que ceder en lo segundo, y así hasta el final.
Más daña la flaqueza del ánimo que la del cuerpo.