Abrir al hombre y dar lugar por donde le entren al melonar, sería necedad.
A caballo muerto, la cebada al rabo.
A cabo de cien años, marido, soy zarco o calvo.
A cada cual lo suyo, y a Dios lo de todos.
A cada paje, su ropaje.
A callarse ranas, que va a predicar el sapo.
A canto de sirenas oídos de pescadores.