SAN PEDRO DE MERIDA: A Dios se dejan las cosas, cuando no tienen remedio.

Abrir al hombre y dar lugar por donde le entren al melonar, sería necedad.

A caballo muerto, la cebada al rabo.

A cabo de cien años, marido, soy zarco o calvo.

A cada cual lo suyo, y a Dios lo de todos.

A cada paje, su ropaje.

A callarse ranas, que va a predicar el sapo.

A canto de sirenas oídos de pescadores.

A cartas, cartas y a palabras, palabras.

Aceite de oliva, todo el mal quita.

A cena de vino, desayuno de agua.

A chico caudal, mala ganancia.

Acometer hace vencer.

A cualquier dolencia, es remedio la paciencia.

A dádivas, no hay cero que resista.

A Dios se dejan las cosas, cuando no tienen remedio.