Para Victoria Serna:
Buenos días de San Pedro.
Ya mi lengua mi pluma y mi cuidado,
silencio y inquietud me están pidiendo,
en premio del trabajo que han pasado,
por tanto hablar contigo discurriendo.
Veo las amistades más perfectas,
vacilar y romper su estrecho nudo,
y escapar Victoria de mis ansias,
como si fuese un cuchillo agudo.
Veo tu fuerza unir dos amistades,
contra el angosto reino de la vida,
y mostrar soberbia tu hermosura,
que al tener un amigo, hay locura.
El Hombre de la Rosa
Buenos días de San Pedro.
Ya mi lengua mi pluma y mi cuidado,
silencio y inquietud me están pidiendo,
en premio del trabajo que han pasado,
por tanto hablar contigo discurriendo.
Veo las amistades más perfectas,
vacilar y romper su estrecho nudo,
y escapar Victoria de mis ansias,
como si fuese un cuchillo agudo.
Veo tu fuerza unir dos amistades,
contra el angosto reino de la vida,
y mostrar soberbia tu hermosura,
que al tener un amigo, hay locura.
El Hombre de la Rosa