Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas, pues lo posible se encuentra junto a lo necesario.
Haz pues lo que no te dañe, y reflexiona antes de actuar.
Porque sin advertirlo los castiga la discordia, su natural y triste compañera, a la que no hay que provocar, sino cederle el paso y huir de ella.
La muerte ni el perdón de un cura no libra a los ladrones del infierno