A mi alma
Siempre tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la
puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.
Una onda no pasa de la nada,
que no se lleve de tu
sombra abierta
la luz mejor. De
noche, estás despierta
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