De los sufrimientos que caben a los mortales por divino designio, la parte que a ti corresponde, sopórtala sin indignación; pero es legítimo que le busques remedio en la medida de tus fuerzas; porque son tantas las desgracias que no caen sobre los hombres buenos.
Estas cosas hay que amar.
Puri, que pena que no vistes los visillos de victor