VERANO EN EXTREMADURA
La luz asola los prados,
despidió las primaveras;
sábanas de rubias eras
arropan soles cansados,
de carmín ensangrentados.
Vierte julio sus calores
con la fuerza más bravía,
al filo del mediodía
viene agostando las flores.
Tras las persianas, amores
sudorosos, anhelantes…
Dibujan frutos prohibidos,
bordan gozos y latidos
con ímpetus fulgurantes,
despiden nardos fragantes.
Un abanico dormita
al fresco de la ventana
en la siesta soberana.
El visillo lo concita
a su encaje que levita
sobre el dintel. Yo despierto
a la canora insistencia
de las aves, en su esencia.
Al bucólico concierto
vienen aromas del huerto.
Los fulgores del verano,
sus auroras transparentes
y el rumor de antiguas fuentes
lanzan un suspiro arcano,
con el fervor más ufano,
por cantarines torrentes.
Entre los chopos, el río,
canta a dúo con la brisa
y por la hierba sumisa
busca aposento el rocío,
en las albas del estío.
Presagiando los lagares
de mostos y de frescura,
la claridad rosa y pura
por viñedos y olivares,
sueña con los encinares
de la noble Extremadura…
María Bote.
Hola, mis queridos amigos/as
y seguidores. Ya estoy aquí de nuevo
haciendo un paréntesis, ya que
a mediados de agosto (D. m)
volveremos a marcharnos,
esta vez al Mar. Mis mejores deseos
de feliz verano para todos.
Un abrazo grande, grande...
María
La luz asola los prados,
despidió las primaveras;
sábanas de rubias eras
arropan soles cansados,
de carmín ensangrentados.
Vierte julio sus calores
con la fuerza más bravía,
al filo del mediodía
viene agostando las flores.
Tras las persianas, amores
sudorosos, anhelantes…
Dibujan frutos prohibidos,
bordan gozos y latidos
con ímpetus fulgurantes,
despiden nardos fragantes.
Un abanico dormita
al fresco de la ventana
en la siesta soberana.
El visillo lo concita
a su encaje que levita
sobre el dintel. Yo despierto
a la canora insistencia
de las aves, en su esencia.
Al bucólico concierto
vienen aromas del huerto.
Los fulgores del verano,
sus auroras transparentes
y el rumor de antiguas fuentes
lanzan un suspiro arcano,
con el fervor más ufano,
por cantarines torrentes.
Entre los chopos, el río,
canta a dúo con la brisa
y por la hierba sumisa
busca aposento el rocío,
en las albas del estío.
Presagiando los lagares
de mostos y de frescura,
la claridad rosa y pura
por viñedos y olivares,
sueña con los encinares
de la noble Extremadura…
María Bote.
Hola, mis queridos amigos/as
y seguidores. Ya estoy aquí de nuevo
haciendo un paréntesis, ya que
a mediados de agosto (D. m)
volveremos a marcharnos,
esta vez al Mar. Mis mejores deseos
de feliz verano para todos.
Un abrazo grande, grande...
María