Hay Carmelín, Carmelito, Carmelo, cómo currabas el día del pragón dé "Las siete palabras"; cuantas veces te ví limpiarte el sudor de tu frente en aquel intermi- nable sermón donde ponías creo yó parte de tu alma; y sin los adelantos de ahora; ni micrófonos ni leches.-Por eso y por tantas cosas buenas no te olvidamos. Yó- Mercadillo, por lo menos te lo reconozco, ¿Cuantos estarán en mi situación y por no se atreverse, por que se créan que faltan al respeto, no saber, o carecer de este medio, se quedarán sin decir lo que siente lo más profundo de su cuerpo.- Yó, casi un "OCHENTON", así, desde la distancia, hago público lo que verdaderamente siento, y le mando, si me lo permite, un abrazo, al que vino por propia voluntad para quedarse entre nosotros, nuestro Párroco,- Don Carmelo.