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TALIGA: HOY, Badajoz, 26 de Julho (Julio) de 2009...

HOY, Badajoz, 26 de Julho (Julio) de 2009
EL PAÍS QUE NUNCA SE ACABA POR
Táliga, otro pueblo promiscuo

Táliga ha cambiado de estatus siete veces a lo largo de la historia
Ha sido portuguesa y española, dependiente de Olivenza y municipio independiente desde 1850
Olivenza se lleva la fama, pero Táliga también fue portuguesa hasta 1801.
En el pueblo quedan apellidos. chimeneas y otros recuerdos de su pasado luso
CUADERNO DE VIAJE
Cómo llegar: Desde Badajoz, a través de Olivenza. Desde Cáceres, Mérida o Plasencia, se puede ir por Badajoz o por la autovía A-5 hasta la salida de La Albuera, de este pueblo a Valverde de Leganés y de allí a Táliga por buenas carreteras.
Dónde comer: En Táliga se pueden tomar pinchos de callos, paella o tortilla en el bar Martínez, pero para comer conviene acercarse a Olivenza y conocer el minimalismo decorativo y el bacalao con miel, con nueces o al queso del restaurante Kekomo, en República Argentina, 11. En el bar Martínez nos recomendaron el restaurante Poli de Alconchel, en plena carretera. Digan que van de parte de Martínez, es su cuñado.
Se cree que Táliga desapareció varias veces en Extremadura y una en Brasil
Apellidos taligueños como Fariña e Isaac aparecen en Portugal y otros lusos como Almeida o Calaco se dan en Táliga
El sábado que visitamos Táliga lloviznaba y hacía fresquito, aunque ya estaba la primavera cumplida. Hemos vuelto a pasar por allí este mes de julio a la hora de la siesta y el pueblo, blanco y apaisado, estaba quieto, como si no quisiera sudar. Y volvimos a pasar por allí porque Táliga es un buen atajo para ir desde Cáceres, Mérida o Don Benito a la zona portuguesa de Reguengos, de Moura, de Alqueva. Es decir, sigue ocupando una posición relativamente estratégica y no deja de ser un cruce de rutas.
Quizás sea esa la razón de que este pueblo pequeñito de 823 habitantes (censo de 2008), tenga su historia y su importancia. ¿Porque qué demonios se le puede haber perdido a un turista en Táliga si ni siquiera tiene restaurantes? Pues la historia: un ejemplo de tierra extremeña de ida y vuelta que fue portuguesa de 1228 a 1297; estuvo en terreno de nadie, indefinida, hasta 1314; volvió a ser portuguesa hasta 1383; castellana desde ese año hasta 1390; otra vez lusa hasta 1658, española de nuevo durante 10 años, y otra vez portuguesa hasta 1801, año en que pasa definitivamente a España.
Desde siempre tuvieron los taligueños fama de bravíos y de ello pueden dar fe los dos pueblos contra los que fue fraguando su destino y sus señas de identidad. Por un lado Alconchel, con el que mantuvo hostilidades belicosas y sangrientas, sobre todo en el siglo XVI, y por el otro, Olivenza, de quien dependían y de quien siempre quisieron diferenciarse: afirmándose, primero, como «vecinos libres de Táliga, reino de Portugal»; consiguiendo, después, tener justicia autónoma, y alcanzando, finalmente, la independencia municipal en 1851.
Pasear por Táliga una mañana de sábado tiene su gracia. A eso de las 11, el pueblo empieza a cobrar vida. A esa hora, en el bar Martínez varios hombres juegan la partida. Los jóvenes están en el campo de fútbol y las madres aguardan en sus casas los sonidos del sábado. El primero que se escucha es el del afilador. Las señoras se le acercan con cuchillos y tijeras y el pueblo cobra vida.
Al instante, una invasión de furgonetas convierte las plazas y calles fundamentales en un supermercado andante. Por aquí suena el claxon del coche de la panadería Nuestra Señora de Gracia. Por allá estaciona el repartidor de verduras y frutas, que nos vende dos kilos de naranjas de zumo y nos cuenta que reparte cada semana en seis pueblos de la comarca. En la plaza despacha roscas y mantecados la furgoneta de dulces porrineros de Salvaleón y un furgón lleno de ropa hace las veces de boutique móvil en una esquina.
Las mujeres salen de sus casas con sus bolsas de comprar. Son casas de labradores antiguos, con puertas falsas y argollas en las paredes. Las hay de estilo alentejano, con grandes chimeneas, que recuerdan el pasado de la localidad. A la plaza de la iglesia ha llegado el diseño urbano en forma de butacones callejeros de acero y madera y en el bar La Guarida se toma café. Frente al súper Tandy, detrás de la iglesia, ha aparcado el repartidor de chorizos Breva, de Valverde de Leganés, y una comitiva asciende camino de la iglesia. Van a celebrar una misa en conmemoración de la llegada a Táliga, hace 50 años, de la congregación de María Auxiliadora.
Vida sencilla de pueblo: la compra, la misa, la taberna, el partido de fútbol. En el bar Calaco toman cerveza los directivos del equipo visitante. A un paso de allí, en un cerro, la ermita de la patrona permite tener visión de conjunto del pueblo y en el bar Martínez nos hablan de Carlos Luna, un historiador portugués que es quien mejor conoce el pasado del pueblo. Sus datos nos orientan.
Parece ser que Táliga fue conquistada por los templarios portugueses en 1228. Táliga y Olivenza serán templarias hasta la desaparición de esta orden y luego pasarán a la orden de Avis. Aunque Táliga tendrá unos años de indefinición hasta que en 1314 sea reconocida como portuguesa. También es indefinido el origen de su nombre: ¿Viene del árabe talaq, que quiere decir separada, por haber dejado de depender de Alconchel en tiempos de la dominación árabe. Vendrá de talega o saca por producirse en el pueblo mucha harina que era metida en sacos? Es curioso que las personas mayores del pueblo aún lo llamen Talega.
El censo de 1527
El primer censo de Táliga se hace en 1527 y cuenta unos 220 habitantes, que eran bastantes para la época y dan fe de la importancia de este lugar dependiente de Olivenza, que en ese censo aparece con 4.800 habitantes, mientras que Elvas ya llegaba a los 8.800. También hoy goza Táliga de una interesante pujanza demográfica. 736 habitantes tenía en 1991, diez años después contaba con 762 y 823 alcanzaba en 2008. Aunque su evolución es la misma que la de la mayoría de los pueblos extremeños: en 1950 llegó a contar con 1.200 vecinos, pero la emigración hizo daño.
Táliga es pequeñita, pero tiene de todo: campo de fútbol, pista polideportiva, piscina municipal, cancha de tiro al plato, casa de cultura, agencia de lectura, universidad popular, colegio público. La construcción ocupaba al 29'1% de la población activa y, consiguientemente, la crisis afecta al pueblo. Los otros dos grandes 'empleadores' eran en 2007 la agricultura (37'7% en 2007) y los servicios (26'5%).
Táliga siempre destacó por sus molinos de harina. De hecho, el apellido Fariña es muy taligueño. Según el historiador Carlos Luna, se puede rastrear este apellido, al igual que el también taligueño de Isaac, en pueblos alentejanos como Borba, Alandroal o Reguengos. Quizás se deba a que los taligueños, muy castigados por las guerras hispano-portuguesas, emigraban a Portugal cada vez que la villa era atacada, ocupada y destruida. Por el contrario, en la guía de Táliga aparecen numerosos apellidos portugueses o de origen portugués.
La lengua portuguesa, que hace 50 años era bastante común en Táliga, se hablaría actualmente por el 10-20% de la población y solo en privado, en familia, según estima el historiador Carlos Luna, que aboga por la recuperación en la escuela de la lengua histórica del pueblo. También podrían recuperarse, aunque solo fuera una copia, los registros parroquiales taligueños de los siglos XVII y XVIII, actualmente conservados en la biblioteca de Elvas.
El carácter de ida y vuelta de Táliga lo convierte en un pueblo promiscuo, que son aquellos que a lo largo de la historia han cambiado de nación. Además del caso de Olivenza, en España tenemos los de San Felices de los Gallegos en Salamanca, que fue portugués, o Lama d'Arcos, Cambedo y Soutelinho, que pertenecieron al ayuntamiento ourensano de Verín hasta 1864, en que pasaron a depender de la cámara municipal potuguesa de Chaves.
Esos tres pueblos se entregaron a Portugal a cambio de la españolidad de otros tres pueblos indefinidos que formaban la Andorra gallego-trasmontana del Couto Mixto: Santiago, Rubiás y Meaus. Táliga también fue territorio indefinido entre 1297 y 1314. Después fue promiscuo. Hoy es un pueblecito extremeño con su equipo de fútbol, sus vendedores ambulantes, sus casas alentejanas y un pasado orgulloso y vibrante que no debería olvidarse nunca.