No falto a mi cita con la luna,
que entre la estrellas de tu cielo
recorre presurosa y oportuna
mi corazón que arde en el hielo.
Y cuando anochece tu sonrisa,
me quedo un rato más a contemplar
el rocío que, como la brisa,
me trae recuerdos tuyos y del mar. He muerto y he resucitado