VALENCIA DE LAS TORRES: bueno se acabo la jira los rosquetes y las monas que...

bueno se acabo la jira los rosquetes y las monas que aqui como en cataluña se llaman monas.

pero que jaleo de manolis temos, manoli 2ª pues yo conoci a tus abuelos rafela y rastroyo que el repartia agua con un carrillo y una burra y tenian una tienda de golosinas, y creo recordar que tenian dos hijos bueno hijo y hija.

isabel recuerdos de mi hermana josefa que esta aqui pasando unos dias con nostros.

manolo ya llueve en el camping.

manoloi 1ª como van los vailoteos.

mabel has hecho bien el viaje, ala pues ahora toca currar.

jose muchacho ya era hora que pusieras algo.

celes tu hermana manoli puede ser que sea de mi edad yo tengo 48años y recuerdo algo de ella.

lince negro pon algunas palabrillas para la peña.

y para todos los demas un saludo.

UN CHISTE.

Una monja y un sacerdote cruzaban el desierto del Sahara montados en un camello. Al tercer día, una tormenta de arena los atrapó y se vieron obligados a buscar un refugio para guarecerse de ella.
Cuando acabó la tormenta, ambos religiosos se percataron que el
camello estaba muerto. Entonces el sacerdote dice a la monja:
Hermana, esto se ve muy mal, difícilmente sobreviviremos dos días aquí y el campamento más cercano se encuentra a una semana de camino.
Así que ahora que sabemos que no sobreviviremos, quiero pedirle un favor.

¿Cuál?

Nunca he visto los senos de una mujer. ¿Podría ver los suyos?.

La monja, un poco sorprendida, le responde:

En las circunstancias en que nos encontramos, no veo ningún problema.

Y mostró sus senos al cura. Este, entonces, le dijo:

Hermana, ¿le importa si los toco?.

La monja no puso ninguna objeción y se los dejó tocar.

Después de unos minutos, con una picarona sonrisa, le dice al cura:

Padre, ¿puedo pedirle yo ahora un favor?.

¡Claro!

Nunca he visto el pene de un hombre. ¿Me dejaría ver el suyo?.

Pues... en las circunstancias en que nos encontramos, no veo el posible daño, madre. Y entonces se lo mostró.

¿Lo puedo tocar?, preguntó la monja.

Pues... tócalo!

Después de varios minutos de tener la atención de la monja, el padre ya "armado" no puede contenerse y acercándose a ella, le dice al oído:

Hermana... ¿Sabía que si lo inserto en el lugar correcto, puedo crear vida?.

¿De verdad?

¡Por supuesto!.

¡Qué bien, Padre!. ¡Métaselo al camello y vayámonos de aquí!